Conversando esta mañana con un referente alfonista en el ámbito de una institución señera en la historia del país, fundada por Carlos Pellegrini en las postrimerías del siglo XIX, percibí, también a partir del intercambio de ideas con otros interlocutores (menos informados que el referente alfonsinista cuyo nombre mantengo bajo un manto de piedad) que mucha gente cuyos niveles de antikirchnerismo son altos incluso para lo que es el habitante promedio de Recoleta y zona norte, vive un microclima que hoy poco tiene que ver con la realidad. No se si catalogar este comportamiento de 'wishful thinking' o 'acción psicológica'.
Los lectores habituales saben que Zabalita no es K y que desde el Tribuno se han dirigido críticas severas al actual gobierno. Tampoco escapa a nadie que desde hace ya unos cuantos meses este gobierno pasa por su peor momento jaqueado por una sucesión de eventos que deben dejarle el colón irritable a la miseria al excelentísimo señor presidente. Veamos:
1. Crisis en la provincia natal del presidente, renuncia del gobernador y salvaje escrache huevero a 'Big Sister' incluidos.
2. Skanska-Gate, que ha motivado la eyección de tres funcionarios y la intervención del ENARGAS, de donde migró la pareja de la ex ministra de economía, Felisa Miceli, para recalar en el Ministerio de Desarrollo Social.
3. Derrotas en Capital Federal y Tierra del Fuego.
4. Crisis energética.
5. Aceleración de la inflación que lleva a practicar una tamña cirujía estética al Índice de Precios al Consumidor.
6. 'Bolsa-Gate' ya comentado en posteo anterior, que coincide con la semana de lanzamiento del 'cambio dentro del cambio'.
7. El Picolotti affair, que por ahora no se ha cobrado víctimas, salvo que incluyamos como tales las arcas del estado y el principio de idoneidad que rige las contrataciones públicas.
A esta sucesión poco feliz (para el gobierno) de episodios, sumaría el descenso en la imagen positiva del presidente que de acuerdo a la última medición que vi de Poliarquía estaría en 52% (bastante alta por cierto).
Esta sucesión ha llevado a mis colegas de la señera institución, al referente alfonsinista y a unos cuantos reputados analistas políticos y económicos (que como yo) no planean apoyar con el voto, 'el cambio en el cambio' a creer (en esto no los sigo muchachos) que Octubre está al alcance de la mano. Así, hoy pude escuchar las siguientes expresiones (del alfonsinista en cuestión y de otros interlocutores):
'Lavagna está ganando en Córdoba'
'Al día de hoy Cristina pierde la elección; no llega al 40%'
'Scioli no va a ser candidato en la provincia, porque no reune los requisitos legales. La justicia se lo va a impedir'
'Después de la reunión del Potrero de Funes, los intendentes del conurbano le retirarían el apoyo a Cristina, y jugarían a favor de una fórmula peronista en serio'
Las expresiones no son textuales, pero ese era el tono. Tras escuchar estos comentarios (que aclaro fueron vertidos en horas de la mañana, lo cual descarta de plano la posibilidad de ser consecuencia de excesos alcohólicos o de la ingesta de sustancias psicotrópicas prohibidas por la ley. No hice un control de alcolehemia ni le pedí a ninguno de mis interlocutores una rinoscopía o un análisis de sangre, pero les aseguro que no estaban ebrios ni drogados) me surgieron las siguientes reflexiones:
¿En qué país vive esta gente? ¿Son quienes dicen que son o en realidad trabajan como redactores en la Revista Barcelona o en la Nah?Un poco de seriedad por favor. El referente alfonsinista en cuestión me recordó su condición de político, de alguna manera diciéndome implícitamente '¿pibe, qué sabrás vos de esto?'. Tiene razón, yo sé muy poco, o parafraseando a Sócrates (juro que no leí sus obras) 'sólo se que no se nada'. Así y todo me animo a decir que:
a) En base a lo que las encuestas marcan al día de hoy Cristina afana la elección de Octubre, sin necesidad de segunda vuelta.
b) Entreveo una mínima posibilidad de segunda vuelta si producto de la crisis energética el racionamiento eléctrico llega a los hogares, o si la ya elevada inflación se espiraliza en los próximos meses a niveles bastante menos tolerables que los actuales.
c) La oposición tiene chances de hacer una elección decente si las candidaturas se reducen antes que si proliferan. Todo indica lo segundo antes que lo primero. Así y todo, al menos dos candidaturas quedarían en pie en el campo opositor para octubre: Lavagna y Lilita lo cual restaría posibilidades a la segunda vuelta.
d) Me parece que en el mejor de los casos (para la oposición) esta elección va camino a parecerse a las del 95, aunque no me animo a decir quien va a ser el Frepaso (29%) y quien la UCR (17%).
e) Aunque las encuestas serias y las no serias también, le asignan hoy a Cristina un intención de voto del 44-46%, la misma debería crecer tras su lanzamiento el jueves. En general, la intención de voto de un candidato aumenta tras su lanzamiento. No digo que ocurra siempre, pero es un fenómeno frecuente, con lo cual el escenario '40-1' que forzaría una segunda vuelta se aleja.
f) Incluso si la imagen del presidente baja, Scioli será quien le aporte votos en el principal distrito a nivel electoral, a la candidatura de la Primera Ciudadana (esperemos sentados el fallo de la justicia prohibiéndole a Dany candidatearse en el distrito que ni lo vio nacer y en el que tampoco ejerció la ciudadanía).
g) Incluso con un deterioro sensible de la imagen del gobierno, me da la impresión de que la mayoría de la gente los votaría igual, dado que nadie da saltos al vacío y, convengamos, que un triunfo de cualquiera de los candidatos de la oposición como que no da muchas garantías, no por las aptitudes personales de los candidatos (me abstengo de juzgarlas en esta ocasión) sino por el hecho de que carecen de una fuerza política sólida y cohesionada que los respalde y sirva de garante de la gobernabilidad. ¿Acaso no se acuerdan que la gente votó a Menem en medio del Tequilazo (caída del PBI de 3%; desempleo de 18.5% de la PEA)?
Me puedo equivocar y quien sabe, tal vez en diciembre el cambio se agote y empiece la era de la continuidad; o empiece el cambio fuera del cambio; o el retorno de los que nunca supieron gobernar, o quien sabe que carajos. Pero al día de hoy, la verdad es que, para desgracia del referente alfonsinista y mis circunstanciales interlocutores de la señera institución pellegrinesca, la verdad que no lo veo...