Las estrategias de la oposición y otras yerbas
En los últimos días ha habido muchos hechos que merecen comentarios y análisis. La crisis energética ya ha sido tratada en el blog, primero con un posteo serio que no recibió ninguna clase de comentarios (estimo que o bien no fue leido por su extensión o bien no fue comprendido) y luego con un posteo en chiste, que tuvo comentarios que en general no llegaron a captar el tono irónico que buscaba simplemente destacar que en esta materia solo quedar rezar que no haga mucho frío (nuestras plegarias parecen no ser oidas por estos días) y que llueva mucho en el sur. De acuerdo al pronóstico de la autoridad interjurisdiccional de cuencas, en este punto la divinidad tampoco parece oir nuestros ruegos dado que de acuerdo a lo que reporta en su sitio web 'para todo el trimestre (Junio-Julio-Agosto) la estimación de lluvias se ubica por debajo de los valores medios históricos'. Pero en definitiva el punto es que estamos en las manos del clima más que en las de Moreno.
Los escándalos de corrupción que afectan al ala femenina del gobierno (Miceli-Picolotti) también han dominado las tapas de los diarios. Mi buen amigo el Coronel Aureliano Buendía ha posteado ya sobre estos temas y creo no tener mucho para agregar. En el caso de Miceli, no obstante, no deja de parecerme un tanto paradójico que su continuidad esta en duda por una bolsa que como máximo tendría unos 200 mil pesos (perdonen, no recuerdo exactamente la cifra) mientras que el ministro más poderoso del gobierno tiene la continuidad asegurada hasta diciembre a pesar de estar involucrado en el hecho de corrupción más escandaloso que afecta a este gobierno (Skanska). Es evidente que para voltear a Miceli alcanza con una bolsa de papel o de plástico con menos de un cuarto de millón de dólares, mientras que unos cuantos millones no conmueven la continuidad del ministro de Planificación Federal.
Pero no, el tema al que me quiero referir es otro, y es el relativo a las estrategia de la fragmentada oposición de cara a octubre. El Congreso de Potrero de los Funes, que reunió a todos los fantasmas del pasado en la localidad puntana (bueno, no a todos, es cierto que faltaba uno...) ha estimulado esperanzas en la oposición. Incluso antes del Congreso del peronismo díscolo algunos referentes de la oposición especulaban con la posibilidad de no cruzar ataques en la campaña y centrarse en Cristina Kirchner, con el objeto de forzar una segunda vuelta en la cual toda la oposición coaligada daría cuenta de la pingüina. Un conocido analista político comparte este optimismo señalando que buena parte de la estructura del PJ hoy kirchnerista, sería prescindente en la segunda vuelta dado que no hay cargos en juego en la misma fuera de la presidencia. Esto es, intendentes, gobernadores con elecciones concurrentes, y diputados y senadores, ya habrán sido electos para entonces, con lo cual no tendrían incentivos para movilizar a sus seguidores a votar por Cristina y podrían sentarse a esperar total se aseguraron ya su continuidad.
Con todo respeto creo que la oposición peca de una terrible ingenuidad. Vayamos punto por punto:
1) El surgimiento de una candidatura peronista pura, más allá de las resistencias que genera Cristina, difícilmente altere mucho el panorama si la foto del peronismo 'puro' la protagonizan Menem y Rodríguez Saá. Es decir, ambos serían un tremendo lastre para Ramón Puerta. Son dirigentes desprestigiados o lo que en el barrio les decimos pianta-votos.
2) La idea de varios candidatos de oposición pegándole en los tobillos a Cristina para forzar el ballotage es más ingenua aun. Asumamos la oposición piensa en una derrota de Cristina como un 'bien público' que requiere de la cooperación de todos los referentes principales de oposición para ser conseguido. Es evidente que el 'acuerdo de no agresión' necesario para alcanzar ese 'bien público' enfrentará rápidamente un típico dilema de free-rider. En un primer momento, cuando los líderes opositores acuerdan no agredirse en aras del objetivo común, Cristina está alta en las encuestas, y todos los opositores muy por debajo. Si la estrategia fuera exitosa (supongamos que lo fuera) rápidamente en un segundo momento, cuando las encuestas reflejen que Cristina puede ir a una segunda vuelta, los referentes de la oposición enfrentarán un dilema. Si como ellos suponen, entrar en la segunda vuelta equivale a derrotar a a Cristina (por las razones arriba mencionadas) la lucha por el segundo puesto se convierte instantaneamente en un juego de suma cero, y en el que más allá del premio común, la recompensa individual pasa a ser importante dado que el segundo puesto implica: a) la entrada al ballotage y eventualmente la presidencia; o b) el segundo puesto, teniendo en cuenta el carácter concurrente de la elección legislativa, puede catapultarlo al candidato entrante al ballotage, al papel de referente principal de la oposición, suponiendo que hizo un buen armado de listas para cargos legislativas. Si se quiere, esta situación es muy similar a la situación de la caza del ciervo planteada por Rousseau en el Discurso sobre el Origen de la Desigualdad y citada por Waltz en 'El Hombre, el Estado y la Guerra'. Cuando los candidatos de la oposición advierten esto, es decir, que la posición en la elección presidencial importa, y que la única forma de crecer no es solo pegándole a Cristina, sino destacando las falencias de los demás opositores, el pacto de no agresión se rompe. Es decir, para entrar al ballotage no solo hay hacer campaña contra el gobierno, sino también contra los otros opositores, y dado que todos tienen incentivos lo suficientemente fuertes como para querer entrar al ballotage, difícilmente podrán abstenerse de agredirse en la campaña. Obviamente que la proliferación de candidaturas vuelve más acuciante este problema y por lo tanto que haya varias candidaturas peronistas (Puerta, Lavagna) y varias no peronistas (Carrió, López Murphy) disminuye las probabilidades de forzar el ballotage.
3) Incluso si el ballotage se produce porque Cristina no alcanza el 40%, un voto opositor en primera vuelta no necesariamente lo es en la segunda. Puedo imaginar en votantes anti-k de Recoleta y San Isidro que en primera vuelta voten por LM y en segunda vuelta lo hagan por Carrió, Lavagna o Puerta (si se lanza). Creo menos probable que los votantes típicos del ARI apoyen a Lavagna o LM en segunda vuelta. Ciertamente me parecería rarísimo un voto a Carrió en primera vuleta y a Puerta en segunda vuelta. Un radical lavagnista podría llegar a votar a Carrió o LM, pero un peronista, sea de Puerta o de Lavagna, difícilmente vote a Carrió o LM. Los votos no son cautivos, y si bien la popularidad de K está en baja en los últimos tiempos, no hay en la Argentina un 50% de la gente anti-k profunda. No hay tal grado de polarización en la Argentina, aunque sí se pueda percibir ello en algún café de la Recoleta o en alguna quinta o club san isidrense.
4) Hoy por hoy veo difícil que el ballotage de por resultado un triunfo opositor, pero asumamos que los teóricos del 'pacto de no agresión' tienen razón y yo no. Si el opositor que entre al ballotage es un candidato triunfante, 'Houston, tenemos un problema'. Ninguno de los candidatos opositores cuenta con una fuerza política sólida que lo respalde y gobernar en esas condiciones, dadas las características de nuestros sistema político y de nuestra cultura política, es prácticamente imposible. No me gusta el discurso de 'solo el peronismo puede gobernar', pero es evidente que ello será así en la medida que no la alternativa no sea una fuerza política sólida y cohesionada. Incluso si el candidato supuestamente entrante al ballotage es Lavagna o Puerta, que tienen justos títulos para reivindicar su filiación peronista, los problemas que enfrentarán no serán menores, mismo tomando como elemento el hecho que buena parte del peronismo hoy en el FPV no aguanta a Cristina y no vería con desagrado su linchamiento político.
Para resumir, no conviene dejarse guiar por las esperanzas revanchistas del anti-kirchnerismo profundo carente de racionalidad que algunos analistas y periodistas alientan hoy. Entiendo el temor que les generan el discurso confrontativo y polarizante del kirchnerismo, muchas de sus deleznables prácticas políticas filo-autoritarias (las intimidaciones a la prensa, los exabruptos del sheriff, los ataques del atril, las bandas de choque de Luis D'Elía, etc.) pero la solución de nuestros problemas no pasa por un hombre providencial capaz de derrotar a Cristina en octubre. El poder no se toma, se construye y los líderes de oposición de momento no han construido el poder suficiente como para gestionar. El impacto positivo que pueden tener las elecciones de octubre pasa a mi entender por otro punto: aprovechar el carácter concurrente de las elecciones legislativas para lograr que los votos de los candidatos presidenciales de la oposición permitan aumentar las bancas de sus fuerzas políticas en el Congreso y así poder ejercer de forma efectiva el control sobre el kirchnerismo en el próximo período.
Los escándalos de corrupción que afectan al ala femenina del gobierno (Miceli-Picolotti) también han dominado las tapas de los diarios. Mi buen amigo el Coronel Aureliano Buendía ha posteado ya sobre estos temas y creo no tener mucho para agregar. En el caso de Miceli, no obstante, no deja de parecerme un tanto paradójico que su continuidad esta en duda por una bolsa que como máximo tendría unos 200 mil pesos (perdonen, no recuerdo exactamente la cifra) mientras que el ministro más poderoso del gobierno tiene la continuidad asegurada hasta diciembre a pesar de estar involucrado en el hecho de corrupción más escandaloso que afecta a este gobierno (Skanska). Es evidente que para voltear a Miceli alcanza con una bolsa de papel o de plástico con menos de un cuarto de millón de dólares, mientras que unos cuantos millones no conmueven la continuidad del ministro de Planificación Federal.
Pero no, el tema al que me quiero referir es otro, y es el relativo a las estrategia de la fragmentada oposición de cara a octubre. El Congreso de Potrero de los Funes, que reunió a todos los fantasmas del pasado en la localidad puntana (bueno, no a todos, es cierto que faltaba uno...) ha estimulado esperanzas en la oposición. Incluso antes del Congreso del peronismo díscolo algunos referentes de la oposición especulaban con la posibilidad de no cruzar ataques en la campaña y centrarse en Cristina Kirchner, con el objeto de forzar una segunda vuelta en la cual toda la oposición coaligada daría cuenta de la pingüina. Un conocido analista político comparte este optimismo señalando que buena parte de la estructura del PJ hoy kirchnerista, sería prescindente en la segunda vuelta dado que no hay cargos en juego en la misma fuera de la presidencia. Esto es, intendentes, gobernadores con elecciones concurrentes, y diputados y senadores, ya habrán sido electos para entonces, con lo cual no tendrían incentivos para movilizar a sus seguidores a votar por Cristina y podrían sentarse a esperar total se aseguraron ya su continuidad.
Con todo respeto creo que la oposición peca de una terrible ingenuidad. Vayamos punto por punto:
1) El surgimiento de una candidatura peronista pura, más allá de las resistencias que genera Cristina, difícilmente altere mucho el panorama si la foto del peronismo 'puro' la protagonizan Menem y Rodríguez Saá. Es decir, ambos serían un tremendo lastre para Ramón Puerta. Son dirigentes desprestigiados o lo que en el barrio les decimos pianta-votos.
2) La idea de varios candidatos de oposición pegándole en los tobillos a Cristina para forzar el ballotage es más ingenua aun. Asumamos la oposición piensa en una derrota de Cristina como un 'bien público' que requiere de la cooperación de todos los referentes principales de oposición para ser conseguido. Es evidente que el 'acuerdo de no agresión' necesario para alcanzar ese 'bien público' enfrentará rápidamente un típico dilema de free-rider. En un primer momento, cuando los líderes opositores acuerdan no agredirse en aras del objetivo común, Cristina está alta en las encuestas, y todos los opositores muy por debajo. Si la estrategia fuera exitosa (supongamos que lo fuera) rápidamente en un segundo momento, cuando las encuestas reflejen que Cristina puede ir a una segunda vuelta, los referentes de la oposición enfrentarán un dilema. Si como ellos suponen, entrar en la segunda vuelta equivale a derrotar a a Cristina (por las razones arriba mencionadas) la lucha por el segundo puesto se convierte instantaneamente en un juego de suma cero, y en el que más allá del premio común, la recompensa individual pasa a ser importante dado que el segundo puesto implica: a) la entrada al ballotage y eventualmente la presidencia; o b) el segundo puesto, teniendo en cuenta el carácter concurrente de la elección legislativa, puede catapultarlo al candidato entrante al ballotage, al papel de referente principal de la oposición, suponiendo que hizo un buen armado de listas para cargos legislativas. Si se quiere, esta situación es muy similar a la situación de la caza del ciervo planteada por Rousseau en el Discurso sobre el Origen de la Desigualdad y citada por Waltz en 'El Hombre, el Estado y la Guerra'. Cuando los candidatos de la oposición advierten esto, es decir, que la posición en la elección presidencial importa, y que la única forma de crecer no es solo pegándole a Cristina, sino destacando las falencias de los demás opositores, el pacto de no agresión se rompe. Es decir, para entrar al ballotage no solo hay hacer campaña contra el gobierno, sino también contra los otros opositores, y dado que todos tienen incentivos lo suficientemente fuertes como para querer entrar al ballotage, difícilmente podrán abstenerse de agredirse en la campaña. Obviamente que la proliferación de candidaturas vuelve más acuciante este problema y por lo tanto que haya varias candidaturas peronistas (Puerta, Lavagna) y varias no peronistas (Carrió, López Murphy) disminuye las probabilidades de forzar el ballotage.
3) Incluso si el ballotage se produce porque Cristina no alcanza el 40%, un voto opositor en primera vuelta no necesariamente lo es en la segunda. Puedo imaginar en votantes anti-k de Recoleta y San Isidro que en primera vuelta voten por LM y en segunda vuelta lo hagan por Carrió, Lavagna o Puerta (si se lanza). Creo menos probable que los votantes típicos del ARI apoyen a Lavagna o LM en segunda vuelta. Ciertamente me parecería rarísimo un voto a Carrió en primera vuleta y a Puerta en segunda vuelta. Un radical lavagnista podría llegar a votar a Carrió o LM, pero un peronista, sea de Puerta o de Lavagna, difícilmente vote a Carrió o LM. Los votos no son cautivos, y si bien la popularidad de K está en baja en los últimos tiempos, no hay en la Argentina un 50% de la gente anti-k profunda. No hay tal grado de polarización en la Argentina, aunque sí se pueda percibir ello en algún café de la Recoleta o en alguna quinta o club san isidrense.
4) Hoy por hoy veo difícil que el ballotage de por resultado un triunfo opositor, pero asumamos que los teóricos del 'pacto de no agresión' tienen razón y yo no. Si el opositor que entre al ballotage es un candidato triunfante, 'Houston, tenemos un problema'. Ninguno de los candidatos opositores cuenta con una fuerza política sólida que lo respalde y gobernar en esas condiciones, dadas las características de nuestros sistema político y de nuestra cultura política, es prácticamente imposible. No me gusta el discurso de 'solo el peronismo puede gobernar', pero es evidente que ello será así en la medida que no la alternativa no sea una fuerza política sólida y cohesionada. Incluso si el candidato supuestamente entrante al ballotage es Lavagna o Puerta, que tienen justos títulos para reivindicar su filiación peronista, los problemas que enfrentarán no serán menores, mismo tomando como elemento el hecho que buena parte del peronismo hoy en el FPV no aguanta a Cristina y no vería con desagrado su linchamiento político.
Para resumir, no conviene dejarse guiar por las esperanzas revanchistas del anti-kirchnerismo profundo carente de racionalidad que algunos analistas y periodistas alientan hoy. Entiendo el temor que les generan el discurso confrontativo y polarizante del kirchnerismo, muchas de sus deleznables prácticas políticas filo-autoritarias (las intimidaciones a la prensa, los exabruptos del sheriff, los ataques del atril, las bandas de choque de Luis D'Elía, etc.) pero la solución de nuestros problemas no pasa por un hombre providencial capaz de derrotar a Cristina en octubre. El poder no se toma, se construye y los líderes de oposición de momento no han construido el poder suficiente como para gestionar. El impacto positivo que pueden tener las elecciones de octubre pasa a mi entender por otro punto: aprovechar el carácter concurrente de las elecciones legislativas para lograr que los votos de los candidatos presidenciales de la oposición permitan aumentar las bancas de sus fuerzas políticas en el Congreso y así poder ejercer de forma efectiva el control sobre el kirchnerismo en el próximo período.
3 Comments:
Como es usual, concuerdo en gran parte del análisis, pero tengo algunos pensamientos. Ante todo, sobre quienes hoy casi "necesitan" poner en duda los sucesos de octubre para poder seguir creyendo lo único que tengo para decir es lo que dijo Lennon: "whatever gets you thru the night"...
Acerca de las posibilidades de que todos cooperen para tirar a K, el free rider y todo ese ladrillo teórico que tiraste (que bajo ningún punto de vista pongo en duda... justo yo) te recuerdo que en el PJ no son extraños a esta práctica: la "renovación" se juntó para desplazar al loro miguel, se quebró para elegir candidato y ganó el que supo dar un espacio a los sindicatos nuevamente... en otras palabras, posible es. Son varios los juegos con los que se puede hacer paralelismo, lo que es seguro es que varios saben jugar.
Tercero y último, quizás lo único relevante... supongo que coincidimos en que muchas de las demostraciones de contorsionismo político se fundamentan en la crudísima realidad de que "billetera mata galán" y que hoy el gobierno es una opción sumamente atractiva. Entonces, en un escenario en que ganan los K (muy probable) y que en el corto plazo algo va a sufrir la billetera (¿?probable¿?); la situación del gobierno no se tornaría entonces bastante parecida a la de uno de los candidatos de la oposición?? No hay gobernadores verdaderamente K, últimamente ni siquiera llegaron los apoyados por K... las listas de diputados seguramente no van a ser puras, nunca lo son... y los intendentes (los pesados) se van a mantener en general, firmes y listos para recibir nuevos vientos si llegaran a aparecer.
Un gobierno K sin billetera no va a tener al peronismo en la vereda de enfrente? para un peronista realmente no hay nada mejor que otro kirchnerista??
Rufus, es muy díficil imaginar este gobierno K sin billetera, el manejo de una caja generosa es su esencia, y no vislumbro en el futuro que eso se corte. Puede haber ciertas restricciones en la energía, un espiralcito de inflación, pero la caja sigue siendo gorda y uno de los grandes méritos de este gobierno es su superávit fiscal (sea por los medios que sea).
Como se dice en el fútbol, la oposición no existe, y mientras sigan en esta lógica de pelotudeo personal, no va a existir. Como ejemplo, gran parte de las causas (Shanska, bolsa de Miceli, etc) surgieron como investigaciones periodísticas, y la oposición no es capaz ni de capitalizar esas denuncias.
Me detengo en el punto inicial, que podríamos denominar el Teorema de De Vido:
la magnitud del escándalo de corrupción necesario derribar un ministro es directamente proporcional a su peso político.
Es decir, si Miceli está al borde de la renuncia por una bolsa con USD 240,000 (según Lanata) y De Vido sigue siendo un super-ministro a pesar del escándalo Skanska (circa 85 millones de dólares), significa que:
De Vido > 300 x Miceli
Nota: Los montos han sido extraidos de fuentes periodísticas, por lo cual pueden ser rectificados en función de eventuales nuevos datos.
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