Parafraseando a Talleyrand, lo del INDEC es ya a esta altura más que un crimen una torpeza. Torpeza que va a ser más difícil de desactivar de lo que parece. Se trata de una torpeza por varios motivos. Gracias al matonismo de Moreno-Edwin-Paglieri y compañía prácticamente ninguna estadística oficial es plenamente confiable. Rige el estado de sospecha sobre los datos que difunde el INDEC. En segundo lugar, en vez de señalar cuanto nos ahorramos por sub-calcular la inflación, cabría preguntarse cuanto nos cuesta en términos de tasa de interés el manoseo al índice de inflación. En tercer lugar la estupidez de romper el termómetro para hacernos creer que no hay fiebre bien podría traer aparejada una multitud de juicios por default. Dado que si estamos dejando de pagar deuda por subestimar la inflación, tranquilamente cualquier tenedor de bonos ajustables por CER podría iniciar una demanda. No creo que ocurra, porque debería iniciarla ante la también manoseable justicia local, pero ya el ruido que ello genera implica un encarecimiento del crédito para el gobierno. En cuarto lugar, a la hora de renegociar contratos la ausencia de indicadores confiables deja a empresarios, sindicalistas, propiestarios, inquilinos, etc., en una situación de incertidumbre que complica cualquier tipo de negociación. Está claro que ya nadie cree que la inflación sea inferior al 10% anual cuando en las negociaciones salariales se está reclamando un ajuste del 30% como piso, cuando las renegociaciones de contratos de alquiler dan lugar a ajustes superiores, cuando en las negociaciones colectivas de trabajo se esboza la posibilidad de discutir salarios en forma semi-anual.
La inflación existe. No la están generando tenedores de bonos ajustados por CER, ni los productores de tomates y papa, ni los grandes monopolios, ni el capital transnacional, ni la oligarquía ganadera, ni tampoco la sinarquía internacional o el eje del mal. Aunque los precios internacionales de nuestras exportaciones colaboran para que haya inflación, no son la causa que se esconde detrás de una inflación anual que está más cerca del 20 que del 10%. El gobierno que la niega es el responsable.
Contra lo que dice Albérto Fernández la inflación existe, y contra lo que dice Kirchner, no hay un IPC de la oposición. El gráfico siguiente compara el IPC (se calcula en base a datos de Capital y Gran Buenos Aires) con el IPC Mendoza y el IPC San Luis (libres de la manipulación morenista.
Nótese que durante 2006 los tres índices siguen una trayectoria similar, con lógicas diferencias que podríamos atribuirlas a factores regionales. Incluso en San Luis y Mendoza la inflación correspondiente al período enero-agosto de 2006 es inferior a la del IPC del INDEC. La situación se distorsiona a partir del desembarco de los Moreno-Boys en el INDEC. Decir que hay un IPC de la oposición no tiene mucha lógica en la medida que el índice de precios de la provincia gobernada por el compañero de fórmula de la primera dama muestra un aumento de precios visiblemente superior al del IPC Capital-Gran Buenos Aires.
Pasarán las elecciones y habrá que sincerar la inflación. ¿Cómo lo harán? Buena pregunta Zabalita! Honestamente no se, pero algunas ideas se me ocurren al respecto:
1) No pueden admitir que este año han trucheado los índices porque ello abre la puerta para juicios de bonistas
2) No puede ser ni en diciembre ni en enero porque son meses en los que por razones estacionales los precios suben más que en otros meses (por las fiestas, aguinaldo, vacaciones, etc.)
3) Difícilmente pueda cesar la manipulación del IPC antes de las negociaciones colectivas o antes del Pacto Social, o si se quiere, antes que una política fiscal y monetaria menos expansiva impacten sobre el IPC.
El tiempo dirá si las torpezas de Moreno eran realmente necesarias para asegurar el resultado de Octubre y sí el costo a pagar no resultó más alto de lo previsto.