El bicentenario ha acentuado la propensión de los intelectuales orgánicos del gobierno a presentarnos una versión de la historia acomodada al discurso oficial. Estamos en presencia de una versión "apignada" de la historia, en donde básicamente se nos cuenta como desde nuestros inicios como nación una elite codiciosa jode sistemáticamente al sector popular y donde quienes buscan favorecer al sector popular son eliminados por esos grupos concentrados. Esta versión que se amolda bien a la línea que se quiere bajar desde el gobierno oculta tendenciosamente hechos o aspectos clave de la historia. El modo en que se trata la Revolución de Mayo es un buen ejemplo.
Así, estamos asistiendo a una "morenización" de la Revolución de Mayo, un viejo caballito de batalla de cierta intelectualidad de izquierda donde Moreno es la figura central. Su misteriosa muerte, las palabras de Saavedra sugiriendo su envenenamiento, la convicción de su hermano acerca de ello, el Plan de Operaciones (cuya autenticidad sigue estándo en duda) son los elementos resaltados por esta historiografía morenista.
Lamentablemente la historia es menos simple y en realidad en las jornadas de mayo de 1810 tuvieron un rol mucho más destacado Saavedra, Castelli y Paso. Saavedra porque era quien tenía tropas a cargo y con ello la capacadidad de presionar a Cisneros a que renunciara luego del anuncio de la primera junta, la cual lo tenía como presidente.
Castelli y Paso fueron quienes en las sesiones del cabildo abierto presentaron los argumentos más fuertes a favor de la destitución del virrey y la conformación de un gobierno propio mientras el trono españo estuviera vacante. Castelli, apelando a la doctrina del pacto de la neoescolástica española; Paso, sosteniendo que Buenos Aires, como hermana mayor de las demás provincias del virreinato tenía la capacidad para actuar como lo estaba haciendo.
Moreno fue incluido en la Junta (en la práctica la segunda Junta) debido a su vínculo con el grupo de Martín de Álzaga, influyente comerciante, ex alcalde de primer voto y figura destacada durante las invasiones inglesas. El verdadero jacobino, si la izquierda quiere buscar a uno, era Castelli, responsable del fusilamiento de Liniers en Cabeza de Tigre y decididamente anti-clerical.
Con esto no hay ninguna pretensión de ningunear a Mariano Moreno. Todo lo contrario. De hecho, muchas veces se nos presenta su asesinato y su jacobinismo, pero nada se dice del hecho de que era él quien había solicitado al Virrey Cisneros la apertura del comercio con Inglaterra en representación de los hacendados. Es decir que, le guste o no le guste a la izquierda nacional y popular, Moreno trabajaba para terratenientes y era partidario del libre comercio. Tan contradictoria y poco lineal es la historia que justamente el heredero de las ideas de Moreno fue Rivadavia, una figura despreciable para la historiografía "apignada".
Saavedra, por otro lado, es la figura enojosa para esta interpretación de la historia. Era militar y estaba enfrentado a Moreno. Eso ya alcanza para tornarlo un villano. En realidad, la figura de Saavedra es molesta para esta historiografía porque se trataba de un hombre fuerte militar, conservador, y cuya base de apoyo eran los habitantes de los suburbios de Buenos Aires y de la campaña. El constituency de Saavedra, le guste o no a los Nac&Pop es el mismo que el de Dorrego años más tarde. Y de hecho, la pueblada del 5 y 6 de abril de 1811, cuyo objetivo declarado era expulsar de la Junta Grande a los elementos morenistas, es el único componente abiertamente popular, del proceso iniciado en Mayo de 1810, que es justo reconocerlo, tenías más que ver con el interés de los comerciantes de Buenos Aires de sacarse de encima el monopolio comercial español y de poner en pie de igualdad a criollos y peninsulares, antes que hacer una revolución social.
No deja de ser irónico que justamente Moreno, Castelli y Belgrano encuentran mucho más continuidad en lo que después será el bando unitario, mientras que Saavedra (tan vilipendiado por la historiografía morenista) la encuentra en el partido federal. Los primeros progresistas, "afrancesados" si se quiere, partidarios del libre comercio, con base en los comerciantes de Buenos Aires, y el segundo conservador y con un constituency más "popular".
La versión edulcorada de la historia que uno recibía en la primaria y secundaria podía ser simplista, pero este relato que se está construyendo sobre la base de una partitura espantosa de un más espantoso Felipe Pigna (un plagiador serial crónico que no se digna en chequear las fuentes de lo que sus equipos de investigación escriben) es horrible. Muchas veces lo quieren poner a Pigna a la altura de Félix Luna, en el sentido de que ambos fueron divulgadores de la historia. Nada puede ser más injusto con Luna, quien tal vez no sería el mejor de los historiadores pero era sin duda alguien con mucho más respeto por la historia y sin interés en hacer bajadas de línea, sino en lograr que genuinamente hubiera un mayor conocimiento de nuestra historia.
Para mañana prometo descargarme sobre el Bicentenario...