Como ya es usual desde hace rato la campaña que afortunadamente termina el próximo jueves ha sido sencillamente horrenda. La omnipresencia de Gran Cuñado es de por sí reveladora de la absoluta carencia de ideas en esta campaña. El interminable desfile de políticos (ya sea del gobierno o de la oposición) por el programa de Tinelli es simplemente lamentable. No digo que la culpa la tenga Tinelli. Todo lo contrario: si con estos candidatos no hacés un show como Gran Cuñado es porque no aprendiste nada del negocio televisivo. Pero mi decepción va más allá de Gran Cuñado. Del oficialismo, como se imaginarán, no esperaba nada bueno ni que me entusiasmara. Es más, diría que hasta que metieron la pata con el tema Efedrina, Kirchner venía haciendo una muy buena campaña y podría haber llegado a consolidar unos 8-10 puntos de diferencia sobre De Narvaez.
Mi mayor decepción es con la oposición y particularmente con la oposición no peronista, espacio en el que me encuentro. La campaña del Acuerdo Cívico y Social ha sido horrible. A uno puede gustarle o no la figura de Cobos, pero da la casualidad que el tipo es el político con mayor nivel de aprobación. El patétito lugar que le dieron a sus candidatos en la provincia de Buenos Aires y el posterior conflicto por las colectoras muestra que los radicales llevan en su ADN privilegiar la interna por encima de cualquier cosa.
En el caso de Carrió todo parece indicar que esta elección será su sepultura política. Le regaló la capital al macrismo sacrificando a una figura interesante como Prat Gay (pésimo como candidato pero probablemente un buen diputado) para evitar una campaña contra Micchetti. En la provincia de Buenos Aires, se pelea con su cabeza de lista y de paso se malquista con Cobos. Su escasa presencia en la Capital Federal pone en riesgo su entrada a diputados y permite que alguien que sí encaró la campaña en forma inteligente (Pino Solanas con cuyas ideas no simpatizo ni remotamente), le esté disputando el segundo lugar.
Resumiendo: a nadie se le cayó una idea en esta miserable y mezquina campaña. Nadie discutió qué hacer frente a la crisis internacional; como reinsertar a Argentina en el mundo habida cuenta de la espantosa o mejor dicho inexistente política exterior de los Kirchner más fundada en viajes, fotos y espasmos que en acciones concretas, y que nos ha dejado de culo con medio mundo salvo Chávez; nada sobre cómo corregir la desigualdad o reducir la pobreza (salvo unas pocas alusiones en el debate porteño); alguna forma original de resolver el tema de la inseguridad que vaya más allá del espantoso "meter bala" o del remanido discurso de la izquierda que se limita a defender un garantismo berreta.
Pura discusión sobre el cacareado "modelo", que a esta altura no se que es, sobre si el 29 Cristina se sube al helicóptero, o spots patéticos como el de los cachetazos de De Narvaez. Ojalá los diarios argentinos publicaran más sobre las presidenciales en Uruguay que deben ser bastante más interesantes que nuestras pobres elecciones legislativas.