martes, septiembre 11, 2007

1109 Triste Aniversario

Hoy hacen 34 años del sangriento derrocamiento de Salvador Allende a manos de las Fuerzas Armadas Chilenas, que comandadas por quien a último momento se sumó al golpe de estado, el general Augusto Pinochet, tomaron el poder a sangre y fuego, dando paso a la instauración de un nuevo tipo de experimento en materia autoritaria, definitivamente más sangriento que las dictaduras que el Cono Sur había experimentado hasta entonces. Sería emulado tres años después por sus pares argentinos, quienes con menos resistencia y con una mayor pasividad de la población, pusieron en marcha, tras el espantoso y lamentable gobierno de Isabel Perón, la peor dictadura que a nuestro país le haya tocado vivir.

No soy socialista y creo que Salvador Allende se equivocó profundamente en muchas cosas. Por mencionar una por ejemplo, creer que el apoyo de un tercio de la sociedad chilena (fue votado por el 36% de los votos, apenas un 1.1% por encima del conservador Jorge Alessandri) podía tomar una decisión tan trascendental como pasar al socialismo. Valoro profundamente su intento de llegar al socialismo por la vía de la democracia (la vía chilena al socialismo como le decía Allende) y su esfuerzo por corregir las desigualdades sempiternas de la sociedad chilena. Ahora bien, como dije, creo que el mandato de la sociedad no era lo suficientemente fuerte como para ir en esa dirección. Otro error, desde el punto de vista de estrategia política, fue no compensar a las firmas mineras expropiadas bajo el pretexto de que habían obtenido lucro excesivo. Tanto mejor para Allende si las hubiera compensado dado que habría evitado el boicott comercial montado por las mismas y que perjudicó desde un punto de vista económico su gobierno, que ya enfrentaba problemas derivados de una política económica cuando menos imprudente, y las presiones montadas desde el gobierno de Nixon. Mucho podría decir sobre el gobierno de Allende, sobre como sus errores son nimios al compararlos con algunos de sus aliados, como el MIR o incluso los propios camaradas del partido de Allende, que al radicalizarse dieron pie a la radicalización de la derecha y volar los puentes para cualquier tipo de arreglo con la democracia cristiana, que hubiera permitido evitar el 1109.

Así y todo, Salvador Allende era un demócrata convencido, un tipo con los huevos bien puestos como lo demostró con su final, alguien comprometido con la construcción de una sociedad mejor pero sin caer en la falacia de lograr esto convirtiéndose en un apostol de la violencia. Por todo eso, no quería dejar de recordarlo a 34 años de su muerte, a 34 años de un golpe asesino.

Llegarán los cacareos sobre las reformas de Pinochet y demás. Sí, hoy Chile es un país que crece en forma sostenida desde hace 20 años, con un nivel de pobreza apenas superior al 10%, con desempleo del 7%, con inflación baja, etc., y parte de eso se debe a las reformas de Pinochet (huelga decir que Chile, gracias a los Chicago Boys tuvo una caída del PBI de 14% en el año 1982 y un deterioro marcado de los indicadores sociales durante el gobierno del general) y la continuidad de buena parte de estas políticas por los gobiernos de la Concertación. Sí, no lo discuto. Pero los crímenes son crímenes independientemente de si se cometen en nombre de lo que sea, e independientemente de quienes los cometan. Fusilar gente en el estadio nacional de Santiago fue un crimen, la caravana de la muerte fue un crimen, matar a Letelier y a Prats y atentar contra la vida de Bernardo Leighton fueron crímenes. Y en definitiva, las políticas económicas se negocian, se discuten...los derechos humanos de ninguna manera.

Va el último discurso de Salvador Allende

10 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Es falaz eso de que Chile progresó por las políticas económicas del dictador. Todos, reitero, todos los indicadores económicos de la concertación son mejores que los de Pinocho. Hasta si uno toma el peor año...

1:12 p. m.  
Blogger Zabalita said...

Lo que decís mi estimado amigo es absolutamente cierto. El tema es que quien hizo el trabajo sucio es Pinocho. Igualmente insisto es totalmente cierto:
la inflación anual de Chile al momento de dejar Pinocho el poder era de dos dígitos y hoy con mucho impacto negativo va a ser del 4-5%

La Concertación bajó la pobreza de un astronómico 45% a 13% hoy

Si uno hace los siguientes cortes 1973-89 y 1990-2007 va a ver que el crecimiento promedio de Chile es infinitamente superior bajo la concertación que con Pinochet.

Así y todo, el trabajo sucio, nos guste o no lo hizo Pinochet. Pero...
no está de más recordar que su primera ola de reformismo económico terminó bastante mal: 14% de caida del producto, desempleo del 30%, nacionalización de toda la banca para evitar un colapso, rescate de la deuda externa privada, etc. Después aplicó dos años de pragmatismo y tras esos dos años vino Buchi que encaminó un poco las cosas.

Hay buenas cosas escritas al respecto por Patricio Silva, Karen Remmer, Genaro Arriagada, Alejandro Foxley y otros sobre el tema. Ahora en términos de frutos: no hay discusión. Los números de la Concertación son inmejorables.

Pero el argumento no es falaz: porque si tan chotas fueron las políticas de Pinochet (post-1982) la Concertación habría adoptado un curso bastante diferente y más parecido a lo que los gobiernos chilenos habian practicado antes de Allende.

Corolario: las dictaduras son siempre malas más allá de su política económica.

1:54 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Zabalita, hoy que todos (los medios) miran hacia EEUU y, quizás, a nuestros zarandeados maestros, aplaudo tu decisión de leer el 11.09 recordando a Allende. Qué bueno.
(Ah, te dejé un comentario en un post viejo, no sé si lo viste. "A pedido de un lector...").

11:56 p. m.  
Blogger Zabalita said...

Flor: estuve hace una semana en Chile y pasé por la Moneda y por la estatua de Salvador Allende. No deja de conmoverme su discurso final:
'más temprano que tarde, se abrirán las alamedas por las que pasará el hombre libre para construir una sociedad más justa'

No violento, no revanchista, esperanzador. Casi que me resuena al 'vencereis, pero no convencereis' de Unamuno.

2:29 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Por eso es que me gustó tanto que, de todos los significados que tiene el 11.09, eligieras reivindicar la esperanza, la idea de una sociedad más justa. Asimismo, el espíritu de tu artículo es positivo, optimista, en lugar de ser fácilmente agrio o vengativo para con el asesinato de Allende. Eso fue lo que (más) me gustó.

11:10 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Pero aparentemente hay mucha gente en Satiago que no comparte este punto de vista, Zabalita :( viste lo que pasó hoy? qué tristeza.

6:37 p. m.  
Blogger Zabalita said...

La verdad es que no vi lo que pasó en Santiago pero puedo imaginarmelo. Obviamente para Chile las heridas no han cicatrizado aun, y tardaran mucho en hacerlo.

Entiendo que la experiencia de Allende no fue precisamente para la clase media y alta. Como dije en el posteo original, Allende cometió errores muy serios de apreciación. Más serios fueron los errores de sus camaradas socialistas y sus socios del MIR. Curiosamente los comunistas fueron menos radicalizados, tal vez, conscientes de la debilidad del mandato recibido de parte de la sociedad y de la posible reacción que despertarían.

El recuerdo del caos del último año de Allende contribuyó, junto al 'éxito' de la última parte de la dictadura, a que casi un 45% de la sociedad chilena tuviera una evaluación positiva del gobierno de Pinochet, fenómeno reflejado en el voto obtenido por los candidatos de la derecha en las primeras elecciones tras el golpe, en 1989.

Es que, a diferencia de lo ocurrido en Argentina, Uruguay o Brasil, en Chile fue real el riesgo percibido por ciertos actores de pasar al socialismo. Eso junto a las imágenes de fábricas y haciendas tomadas, huelgas violentas, enfrentamientos callejeros entre el MIR y Patria y Libertad, la amenaza de Altamirano de crear milicias obreras, etc., sirvieron para que buena parte de la sociedad prefiriera cualquier cosa al gobierno de la Unidad Popular.

Visto desde Buenos Aires y de una generación posterior podemos entender la criminalidad del golper y la honestidad intelectual de Allende así como su compromiso con la democracial. Para quienes vivían entonces probablemente la cuestión fue distinta.

Superar ese legado es clave para ellos, como es clave para nosotros superar el nuestro que no es menor. Sin revancha, pero con justicia. Esa justicia que según los clásicos es darle a cada cual lo que le corresponde. Al criminal su castigo. Sin justicia, no tendremos reconciliación.

Esa es mi aspiración. Como politólogo mi opinión es más pesimista. Estos problemas se superan gracias a la biología: cuando la generación que los sufrió es superada por otra.

10:12 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-91275-2007-09-13.html

Pero bueno, Zabalita, una cosa es superarlo -aunque más no sea por la inexorable vía biológica- y otra muy distinta es el resentimiento hecho violencia. Justamente, lo que me había gustado de tu post era que estaba en las antípodas de esto...

12:38 p. m.  
Blogger Zabalita said...

Flor: mantengo mi optimismo. Los incidentes parecen ser frecuentes ya en Chile para esta fecha y el caso de ayer tiene particularidades que no se vieron en otros años.

Mi aspiración es la del posteo. Lamentablemente como analista, que lo soy, debo despojarme muchas veces de mi aspiración y adoptar posiciones más desapasionadas.

Es muy difícil hacer paralelismos con las brutales dictaduras que sacudieron a Chile y Argentina en los 70, pero apelando a la historia uno podría recordar que Velez Sarsfield, el hombre que fundamentó bajo el gobierno rosista el fusilamiento de Camila y que junto a Pedro de Angelis era uno de los principales asesores letrados de Rosas, pero después terminó como ministro de Mitre.

A la inversa, el anti-rosismo fue una pasión tan fuerte que 25 años después de Caseros, dos tipos que eran adversarios políticos como Mitre y Alsina, se reconciliaron porque a algún ex rosista se le ocurrió celebrar una misa por la muerte del caudillo en Southampton. Así que 25 años después de Caseros, el tema del antirrosismo seguía tallando fuerte.

Por eso, mi deseo es la reconciliación y la creo efectivamente posible en la medida que haya justicia. Ello igualmente no obsta a que uno sepa que temas tan brutales se superan con el paso del tiempo, no por el olvido, sino por una simple realidad biológica.

6:20 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Sí, estoy de acuerdo en que la idea de reconciliación es siempre más factible cuanto más lejos esté uno del conflicto. Bueno Zabalita, gracias! Si tenés tiempo y ganas, pasáte por mi blog que te dejé unas preguntillas...
http://florbenson.wordpress.com/2007/09/10/mira-lo-que-encontre/#comments
Un beso.

5:50 p. m.  

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