Reflexiones de viernes por la mañana

Con coalición Bulldog-Lilita o sin ella, me parece que los problemas reales del gobierno no son electorales (a nivel nacional desde ya) sino que son post-electorales. Y la magnitud de estos problemas post-electorales entiendo no es menor. Día a día veo al gobierno tomando medidas que le complican más la tarea post 28/10. Es que con tal de asegurar la primera vuelta y yo creo que más que todo, superar el 50% de los votos, están por decirlo de una manera comprando con crédito. La cuestión e que a partir del 28/10 llega el momento de pagar la cuenta y la misma se viene abultando en los últimos meses.

A Cristina, que hoy por hoy pese a las esperanzas de algunos pocos de derrotarla en Octubre sigue siendo la fija para las presidenciales, le esperan las siguientes tareas:
1) Moderar la inflación del 16-20% actual a un más sensato 10% anual, tarea para la cual deberá i)reducir el ritmo al que viene creciendo el gasto; ii) llegar a un acuerdo con sindicatos y empresarios para que no se desborden en sus reclamos de alzas de precios y salarios. La manipulación del INDEC tiene corta vida. Lo dijo Lincoln: podés engañar a todos algún tiempo, a algunos todo el tiempo, pero no a todos todo el tiempo.
2)Dar alguna solución al tema energético: es decir, poner fin al subsidio al consumo energético de la clase media y alta del AMBA. Va más allá de esto. A lo que voy es: el estado no puede hacerse cargo de las inversiones en materia energética requeridas para garantizar la continuidad del crecimiento.

Antes que me acusen de economicista y me enrostren estadísticas de pobres aclaro que es obvio que con crecimiento solo no alcanza para superar pobreza y desigualdad, pero que sin crecimiento o con crecimiento escaso e inflación alta, hacerlo es prácticamente imposible.

Las tareas mencionadas tienen costos. Habrá que ver si el gobierno que asuma el 10/12 decide asumirlos. Desde ya que el costo de no hacer anda es peor.

PD: los agitadores de siempre andan diciendo que acá se viene algo parecido al 2001. Honestamente no veo motivos para que haya algo similar: la economía es muy distinta, los intendentes del conurbano están con el gobierno, Duhalde no está preparando un golpe de estado encubierto (o al menos no con la efectividad del de 2001), De la Rúa no está en la Rosada. Señores agitadores y practicantes de la acción psicológica barata: hasta cuando van a colmar nuestra paciencia?