De la peor manera posible...
El país enfrenta la crisis internacional de la peor manera posible. El gobierno que durante 3 años y medio supo gestionar en la bonanza, desde enero de 2007 se dedicó a dilapidar su buena gestión cuando aun soplaba el dichoso viento de cola. Pero no vamos a repetir la retahila de errores e insensateces que Kirchner ha cometido a lo largo de los últimos dos años. Más bien el objeto es razonar sobre la reacción del gobierno frente al escenario adverso que enfrentamos.
El año que viene es altamente probable que la Argentina crezca si somos optimistas un 2%. Ello implica que probablemente tengamos un mayor desempleo ya que con esa tasa de crecimiento la economía no solo no absorbe a quienes se incorporan al mercado laboral sino que incluso expulsa a quienes están en el. Por qué digo que la economía se estanca? Sencillo, nuestras exportaciones caen por efecto de la recesión en el resto del mundo (precios y cantidades); el consumo va a caer por la mayor incertidumbre y por el menor poder adquisitivo que tienen los salarios debido a la inflación acumulada, el menor empleo que implica menos ingresos; la inversión sufrirá por dos razones: peores perspectivas y las incertidumbres derivadas del proceso político. Nos queda una fuente de crecimiento: el gasto del gobierno.
Sin embargo, el margen para una política anticíclica es limitado por los errores pasados. Es cierto que la plata de las AFJP provee una bocanada de aire fresco (dejemos de lado la violación de derechos que supone esta expropiación y vayamos a lo concreto) para el financiamiento del estado. El año que viene vencen unos 20 mil millones de dólares entre capital e intereses. Con suerte el superávit primario será de 8 mil millones de dólares (los impuestos caen por menores exportaciones y por menor actividad) en tanto que podrán obtenerse unos mil millones del BCRA y otros 3-4 mil millones via préstamos del Banco Nación. Sumemos unos mil millones de los IFIS y ahi nos quedan unos 6 mil a refinanciar. Parte provendrá de un roll over de los bonos hoy en manos de las AFJPs y otro tanto del superávit del Anses y otras agencias.
El default no parece estar en el panorama del año que viene, pero sí la recesión, posiblemente una devaluación mayor a la esperada por el gobierno y una inflación que si bien no será la de este año, seguirá alta. Los errores pasados impiden poner en marcha una política anticíclica y de esta forma amortiguar el impacto negativo de la crisis.
Pero no es por los errores acumulados en materia de política económica que esta crisis nos encuentra de la peor manera posible, sino sencillamente por el grado de polarización existente en la política. Las crisis requieren de liderazgos y consensos. Liderazgos para "dirigir la nave" es decir, gobernar. Consensos para evitar una profundización de las pujas distributivas, hoy ya evidentes. La confrontación a la Kirchner tiene rendimientos cortos en tiempos de crisis. Mantener el crecimiento sustentable, con inflación baja y con inclusión (como le gusta decir a la presidenta) requerirá una vocación acuerdista que hoy no esta presente.
El año que viene es altamente probable que la Argentina crezca si somos optimistas un 2%. Ello implica que probablemente tengamos un mayor desempleo ya que con esa tasa de crecimiento la economía no solo no absorbe a quienes se incorporan al mercado laboral sino que incluso expulsa a quienes están en el. Por qué digo que la economía se estanca? Sencillo, nuestras exportaciones caen por efecto de la recesión en el resto del mundo (precios y cantidades); el consumo va a caer por la mayor incertidumbre y por el menor poder adquisitivo que tienen los salarios debido a la inflación acumulada, el menor empleo que implica menos ingresos; la inversión sufrirá por dos razones: peores perspectivas y las incertidumbres derivadas del proceso político. Nos queda una fuente de crecimiento: el gasto del gobierno.
Sin embargo, el margen para una política anticíclica es limitado por los errores pasados. Es cierto que la plata de las AFJP provee una bocanada de aire fresco (dejemos de lado la violación de derechos que supone esta expropiación y vayamos a lo concreto) para el financiamiento del estado. El año que viene vencen unos 20 mil millones de dólares entre capital e intereses. Con suerte el superávit primario será de 8 mil millones de dólares (los impuestos caen por menores exportaciones y por menor actividad) en tanto que podrán obtenerse unos mil millones del BCRA y otros 3-4 mil millones via préstamos del Banco Nación. Sumemos unos mil millones de los IFIS y ahi nos quedan unos 6 mil a refinanciar. Parte provendrá de un roll over de los bonos hoy en manos de las AFJPs y otro tanto del superávit del Anses y otras agencias.
El default no parece estar en el panorama del año que viene, pero sí la recesión, posiblemente una devaluación mayor a la esperada por el gobierno y una inflación que si bien no será la de este año, seguirá alta. Los errores pasados impiden poner en marcha una política anticíclica y de esta forma amortiguar el impacto negativo de la crisis.
Pero no es por los errores acumulados en materia de política económica que esta crisis nos encuentra de la peor manera posible, sino sencillamente por el grado de polarización existente en la política. Las crisis requieren de liderazgos y consensos. Liderazgos para "dirigir la nave" es decir, gobernar. Consensos para evitar una profundización de las pujas distributivas, hoy ya evidentes. La confrontación a la Kirchner tiene rendimientos cortos en tiempos de crisis. Mantener el crecimiento sustentable, con inflación baja y con inclusión (como le gusta decir a la presidenta) requerirá una vocación acuerdista que hoy no esta presente.