Rumores...
En un posteo pasado pregunté por cuanta vida le daban a Lousteau en el ministerio y una de las respuestas que tuve era que estaba instalando un juego peligroso que de alguna manera conspiraba contra la institucionalidad. A riesgo de ser acusado nuevamente y no ya con ánimo de entran en un juego peligroso, sino más bien de evitar ese juego, escribo este posteo.
El miércoles por la mañana recibí un llamado del exterior y una pregunta muy curiosa y alarmante a la vez: "¿Tu crees que Cristina terminará su mandato?". Quedé bastante sorprendido por semejante pregunta y le aclaré a mi interlocutor que por ahora esa posibilidad me parecía muy remota. El tema surgió nuevamente en un ámbito muy diferente al día siguiente. Si sólo fuera en círculos de inversores o entre académicos y políticos que no simpatiza con el gobierno, no dejaría de pensar que se trata simplemente de operaciones o de actores interesados en desestabilizar al gobierno. Pero lo peor es que mientras escribía este posteo se acercó la persona que trabaja en mi casa indignada con la noticia del poco creíble dato de inflación de 1.1% de marzo reportado por el INDEC y me preguntó "¿el gobierno que cree que comemos? pasto?". No supe que responderle y ella finalmente sentenció enojada "esta mujer se va a ir antes".
Por ahora esta posibilidad no me parece el escenario más probable, pero es evidente que el paro del campo había abierto una herida muy profunda en el gobierno que aun no ha cicatrizado. Como ya escribí antes, el conflicto con el campo ha minado dos de los pilares en los que Kirchner basó la gobernabilidad: la popularidad del gobierno y el apoyo del PJ (el tercer pilar es la caja que actúa como zanahoria y como elemento disciplinador sobre gobernadores e intendentes). La popularidad presidencial (allá por el 2003) sirvió junto con la caja como herramienta para domesticar a un PJ sumamente fragmentado. Entre 2003 y 2005 caja y popularidad permitieron consolidar el liderazgo de Kirchner en el partido, liderazgo que fue confirmado y ratificado en octubre de 2005 cuando Kirchner derrotó a su antiguo padrino político Eduardo Duhalde.
Pues bien, el paro del campo, junto con una inflación que me animo a denominar como galopante y frente a la cual es realmente alarmante la falta de reacción de este gobierno, han resultado en una caída considerable de la popularidad de Cristina Kirchner, hoy probablemente debajo del 40%. Esto, a sólo tres meses de iniciada la gestión.
La torpeza, digna de un elefante en un bazar, con la que el gobierno manejó el paro del campo, empezando por el aumento de las retenciones (con un pésimo timing político), siguiendo por los discursos vacíos y cada vez más pobres de la presidenta, y continuando con la inverosimil acusación a Sabat; esta acumulación de torpeza difícil de creer en los Kirchner, ha abierto heridas dentro del peronismo. La imagen de un gobierno que se recuesta en tipos como D'Elía o o que es Moyano dependiente es reveladora y no necesita de mayores comentarios. A la vez, no deja de ser un tanto irónico que quienes se reivindican como los continuadores de la JP de los 70 terminen recostándose en la vilipendiada burocracia sindical contra la que tanto pelearon en aquellos años. Es indudable que los gobernadores le han perdido el miedo a los Kirchner y que se animan a cuestionar en privado y en público algunas de sus acciones, algo que el año pasado resultaba impensable.
Popularidad y liderazgo se han visto afectados. El gobierno de Cristina está rengo ciertamente, pero de ahí a comenzar a hablar de final anticipado de su gestión hay un salto enorme. "El peronismo no suele suicidar presidentes" fue la respuesta que le di a mi interlocutor, pero a la vez le aclaré que en el peronismo (y yo diría en política) se suele acompañar alguien hasta la puerta del cementerio, pero jamás hasta el cajón. Es decir, que si el gobierno no reacciona, corre el riesgo de erosionar sus bases de sustentación aun más.
Hay varios frentes abiertos y pocas soluciones a la vista: el campo, la energía, la inflación, el financiamiento externo, y como frutilla del postre un innecesario conflicto con Clarín. Se está ingresando por un sendero peligroso que intuyo lleva hacia una mayor polarización y en el que un gobierno más arrinconado podría recostarse aun más en sus grupos de choque. Afortunadamente como me dijo alguien "contra lo que la gente piensa, Kirchner no es Nerón y no va a quemar Roma".
PD: antes de que algún tonto me acuse de conspirar aclaro que si algo sería terriblemente dañino para nuestra democracia es que otra vez un presidente deba poner término anticipado a su mandato. La sola posibilidad me espanta.
El miércoles por la mañana recibí un llamado del exterior y una pregunta muy curiosa y alarmante a la vez: "¿Tu crees que Cristina terminará su mandato?". Quedé bastante sorprendido por semejante pregunta y le aclaré a mi interlocutor que por ahora esa posibilidad me parecía muy remota. El tema surgió nuevamente en un ámbito muy diferente al día siguiente. Si sólo fuera en círculos de inversores o entre académicos y políticos que no simpatiza con el gobierno, no dejaría de pensar que se trata simplemente de operaciones o de actores interesados en desestabilizar al gobierno. Pero lo peor es que mientras escribía este posteo se acercó la persona que trabaja en mi casa indignada con la noticia del poco creíble dato de inflación de 1.1% de marzo reportado por el INDEC y me preguntó "¿el gobierno que cree que comemos? pasto?". No supe que responderle y ella finalmente sentenció enojada "esta mujer se va a ir antes".
Por ahora esta posibilidad no me parece el escenario más probable, pero es evidente que el paro del campo había abierto una herida muy profunda en el gobierno que aun no ha cicatrizado. Como ya escribí antes, el conflicto con el campo ha minado dos de los pilares en los que Kirchner basó la gobernabilidad: la popularidad del gobierno y el apoyo del PJ (el tercer pilar es la caja que actúa como zanahoria y como elemento disciplinador sobre gobernadores e intendentes). La popularidad presidencial (allá por el 2003) sirvió junto con la caja como herramienta para domesticar a un PJ sumamente fragmentado. Entre 2003 y 2005 caja y popularidad permitieron consolidar el liderazgo de Kirchner en el partido, liderazgo que fue confirmado y ratificado en octubre de 2005 cuando Kirchner derrotó a su antiguo padrino político Eduardo Duhalde.
Pues bien, el paro del campo, junto con una inflación que me animo a denominar como galopante y frente a la cual es realmente alarmante la falta de reacción de este gobierno, han resultado en una caída considerable de la popularidad de Cristina Kirchner, hoy probablemente debajo del 40%. Esto, a sólo tres meses de iniciada la gestión.
La torpeza, digna de un elefante en un bazar, con la que el gobierno manejó el paro del campo, empezando por el aumento de las retenciones (con un pésimo timing político), siguiendo por los discursos vacíos y cada vez más pobres de la presidenta, y continuando con la inverosimil acusación a Sabat; esta acumulación de torpeza difícil de creer en los Kirchner, ha abierto heridas dentro del peronismo. La imagen de un gobierno que se recuesta en tipos como D'Elía o o que es Moyano dependiente es reveladora y no necesita de mayores comentarios. A la vez, no deja de ser un tanto irónico que quienes se reivindican como los continuadores de la JP de los 70 terminen recostándose en la vilipendiada burocracia sindical contra la que tanto pelearon en aquellos años. Es indudable que los gobernadores le han perdido el miedo a los Kirchner y que se animan a cuestionar en privado y en público algunas de sus acciones, algo que el año pasado resultaba impensable.
Popularidad y liderazgo se han visto afectados. El gobierno de Cristina está rengo ciertamente, pero de ahí a comenzar a hablar de final anticipado de su gestión hay un salto enorme. "El peronismo no suele suicidar presidentes" fue la respuesta que le di a mi interlocutor, pero a la vez le aclaré que en el peronismo (y yo diría en política) se suele acompañar alguien hasta la puerta del cementerio, pero jamás hasta el cajón. Es decir, que si el gobierno no reacciona, corre el riesgo de erosionar sus bases de sustentación aun más.
Hay varios frentes abiertos y pocas soluciones a la vista: el campo, la energía, la inflación, el financiamiento externo, y como frutilla del postre un innecesario conflicto con Clarín. Se está ingresando por un sendero peligroso que intuyo lleva hacia una mayor polarización y en el que un gobierno más arrinconado podría recostarse aun más en sus grupos de choque. Afortunadamente como me dijo alguien "contra lo que la gente piensa, Kirchner no es Nerón y no va a quemar Roma".
PD: antes de que algún tonto me acuse de conspirar aclaro que si algo sería terriblemente dañino para nuestra democracia es que otra vez un presidente deba poner término anticipado a su mandato. La sola posibilidad me espanta.
4 Comments:
Me parece que todo se reduce a la caja rosada. El aumento desmedido de las retenciones, ¿pudo haber respondido a una necesidad de fondos?, me pregunto esto porque los subsidios crecen, este año vamos a tener problemas en cuando a deuda, etc. La situación del campo puede haber inyectado aire en gobernadores dormidos, e intendentes genuflexos. Dentro del panorama negro, me parece que estos años, al menos para los que nos dedicamos a estudiar estos temas, van a ser muy interesantes.
El juego se va abriendo.
Zabalita: Te odio, odio tu plata, odio tu auto, odio tu casa, pero lo que más odio de todo, es que creo que tenés razón.
Dios nos libre y nos guarde de la jetona esta que tenemos de presidentE.
Coincidencia absoluta: ha sido muy ilustrativo.
Apoyo el "pd" final, si "cae" es para peor.
Saluti.
caminar.wordpress.com
Se relame Duhalde a todo esto... Nunca lo den por muerto. Está precalentando y poniéndose a punto. Y si (ojalá que no) Cristina Fernández no termina el mandato, son pocas las chances de que Duhalde "no haya tenido nada que ver".
Publicar un comentario
<< Home