Noches negras

Este crudo invierno no es solamente una mala noticia para el gobierno o para los que debido al PURE pagan cuentas más abultadas de gas y luz. También lo es para mí. Se hace muy cuesta arriba salir un viernes con este frío! Uno ya superó los treinta, los amigos se casan o se ponen de novios, y uno, como Cuba, último bastión de resistencia en América Latina, sigue ahí luchando por las noches de rock'n roll, últimamente aciagas.

El paso de los años es implacable. Hubo un tiempo en que hacía falta un ansiolítico para impedir que saliera a la aventura, montado en mi Rocinante Gol 1.8, a la búsqueda de fiestas, luego de hacer un extenso research en los suplementos del Sí de Clarín y No de Página 12. Hoy ya no tengo esa energía, y convengamos que el clima no ayuda.

Hubo una vez que tuve que luchar contra mi vocación salidora. Había decidido que ese viernes iba a dormir acostándome a un horario razonable, pero prendí la TV, puse I-Sat donde estaba empezando 'The Filth and the Fury', documental sobre los Sex Pistols. No soy punk-fanático ni nada por el estilo. Conozco un par de temas de los Pistols (los obvios como God Save the Queen o Anarchy in the UK, etc.) pero no tengo un solo disco de ellos (sí, debería adquirir o bajar 'Never Mind the Bollocks', un faltante en mi colección). Así y todo, el documental, que es sencillamente excelente, me puso eléctrico. Esa música es energía en estado puro! Aclaro que esa noche no salí, pero que tuve que apelar, como dije antes, a un ansiolítico para evitar que el contagio de esa energía me hiciera terminar quien sabe en que estado en el Sótano del Unione e Benevolenza, testigo habitual de mis parrandas de hace algunos pocos años.

Los años y el frío han cambiado un poco el panorama. Habrá que ver si la combinación de los Pistols y un par de vasos de grappa siguen siendo la poción mágica de antaño.