jueves, octubre 28, 2010

Un par de reflexiones frente a los hechos de público conocimiento

Dejo para otro momento el análisis político de las implicancias de la muerte de Néstor Kirchner. Sólo quiero decir un par de cosas al respecto: pese a todas mis críticas al estilo de liderazgo del ex presidente y a su estilo fuertemente confrontativo me parece de horrible gusto y de pésima calidad humana las expresiones de júbilo de algunas personas. Me hacen acordar al episodio de Unamuno en Salamanca en 1936. De alguna manera están gritando "Viva la muerte" y frente a eso sólo cabe citar al gran Unamuno:

"Ahora acabo de oír el necrófilo e insensato grito, “Viva la muerte”. Y yo, que he pasado mi vida componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que no las comprendían, he de deciros, como experto en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. El general Millán Astray es un inválido. No es preciso que digamos esto con un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero desgraciadamente en España hay actualmente demasiados mutilados. Y, si Dios no nos ayuda, pronto habrá muchísimos más. Me atormenta el pensar que el general Millán Astray pudiera dictar las normas de la psicología de la masa. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo como se multiplican los mutilados a su alrededor."

Es decir, los que bocinearon o festejaron con júbilo sólo me cabe de decirles que son mutilados del estilo de Millán Astray. En segundo lugar y dado que festejan la muerte les dejo para pensar la poesía de John Donne que inspira un libro de Hemingway. En otro momento, con más calma me dedicaré al análisis político.

Ningún hombre es una isla entera por sí mismo.
Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo.
Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida,
Como si se tratara de un promontorio, o de la casa solariega de uno de tus amigos o la tuya propia.
Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta porque me encuentro unido a toda la humanidad;
Por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti.

3 Comments:

Blogger mimí Aus said...

me parece de cuarta que festejen la muerte, ojalá nunca les pase,
puede haber millones de diferencias, de todo tipo, con cualquier persona pero nunca me alegraría en el dolor...me encanta lo de por quién doblan las campanas

7:11 p. m.  
Anonymous der_führer said...

Igual que Alfonsin... todos cuando se mueren, de repente son buenos patriotas.

Eso sí, nunca vi tanta gente feliz porque se muriera alguien. Y no es joda, los que lo querian estaban todos en el velorio, pero en el mundo de los que laburamos y no nos podemos tomar el día para marchar a la plaza, no vi mucha tristeza. Al contrario.

En el peor de los casos, incertidumbre. Como me decia un Sr. sentado a mi lado en el colectivo, mas pena le daban las palomas muertas en la plaza que el finado pingüino.

Yo no festejo, pero tampoco puedo decir que lo vaya a extrañar....

11:37 p. m.  
Blogger Zabalita said...

Realmente mi posteo no iba en el sentido de "era tan bueno..." dado que no es lo que pienso. Para saber lo que pensaba de K en vida hay que ir un par de posteos más atrás y leer con que dos adjetivos lo califique. Sip, la muerte nos hace buenos.
Kirchner deja un legado muy controvertido con aspectos sumamente positivos que oportunamente listaré, pero también con una larga lista de cuestiones muy negativas que también llegado el momento postearé.

Una cosa es no compungirse y otra cosa es festejar la muerte. Yo no estuve triste y si pasé por la plaza fue más por una cuestión de ser testigo de un hecho histórico y por mi interés por la política. Algo importante ocurre si tanta gente se moviliza para tributar el último adios a un político.

Yo definitivamente no lo voy a extrañar y debo decir que no es el final que deseaba. Es decir, la muerte no va a perdonar a ninguno de nosotros. Pero yo no deseaba que se muriera ahora y en estas circunstancias. Prefería verlo perdidoso en las próximas elecciones y rindiendo cuentas ante la justicia humana, antes que convertido en una figura angelical.

De ahí que mi crítica es a quien festeja la muerte ajena o mejor dicho quien glorifica la muerte, por eso frente a eso, me apoyé en Unamuno y en John Donne.

Dicho esto admito que de haber sido testigo tal vez la muerte de figuras como Josif Stalin o Adolf Hitler y algunos hijos de puta de esa calaña me hubiera alegrado de su muerte.

10:11 a. m.  

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