Controles de precios
En este posteo no quiero atacar los controles de precios por su ineficacia manifiesta ni por su efecto pernicioso sobre la inversión, argumentos que se los dejo a los economistas ortodoxos. Mi argumento contra los controles de precios es el siguiente: el esquema de precios controlados favorece a las grandes empresas y perjudica a los pequeños y medianos productores y comerciantes.
Es claro que los controles disminuyen los márgenes de rentabilidad de las empresas del sector privado. Ahora bien, es evidente también que los pequeños productores, los pequeños comerciantes tienen menor capacidad de operar bajo condiciones adversas por la sencilla razón que tienen menos resto para aguantar. Si la rentabilidad cae por efecto de los controles, quienes tengan menor rentabilidad serán los primeros en caer. Es decir que los controles de precios terminan favoreciendo la concentración económica.
Escucho muy seguido a economistas heterodoxos argumentar en favor de los controles diciendo que en la Argentina debido a las condiciones oligopólicas que prevalence en distintas ramas del sector privado 'tres o cuatro empresas son las que determinan los precios'. No niego que la colusión empresaria existe, y que un aumento de precios puede ser un formidable instrumento de presión para un empresario. Ahora bien, en condiciones adversas (y los controles de precios son para productores y comerciantes condiciones adversas) los más grandes y los que tienen mayor llegada al gobierno son los que mejor pueden 'competir' y los que más lobby pueden hacer para que los Morenos hagan la vista gorda o por lo menos los que mayor resistencia pueden ofrecerle. Los pequeños comerciantes y productores no. Ellos serán los primeros en caer, no los grandes supermercados por ejemplo, no las grandes multinacionales. Y finalmente no tendrán más opción que venderle a esos grandes tiburones sus pequeñas y medianas firmas.
Resultado, los controles de precios que nuestros 'conspirativos' economistas heterodoxos defienden, al final favorecen al gran capital.
Si quieren bajar la inflación, practiquen una política seria y a otra cosa mariposa.
Es claro que los controles disminuyen los márgenes de rentabilidad de las empresas del sector privado. Ahora bien, es evidente también que los pequeños productores, los pequeños comerciantes tienen menor capacidad de operar bajo condiciones adversas por la sencilla razón que tienen menos resto para aguantar. Si la rentabilidad cae por efecto de los controles, quienes tengan menor rentabilidad serán los primeros en caer. Es decir que los controles de precios terminan favoreciendo la concentración económica.
Escucho muy seguido a economistas heterodoxos argumentar en favor de los controles diciendo que en la Argentina debido a las condiciones oligopólicas que prevalence en distintas ramas del sector privado 'tres o cuatro empresas son las que determinan los precios'. No niego que la colusión empresaria existe, y que un aumento de precios puede ser un formidable instrumento de presión para un empresario. Ahora bien, en condiciones adversas (y los controles de precios son para productores y comerciantes condiciones adversas) los más grandes y los que tienen mayor llegada al gobierno son los que mejor pueden 'competir' y los que más lobby pueden hacer para que los Morenos hagan la vista gorda o por lo menos los que mayor resistencia pueden ofrecerle. Los pequeños comerciantes y productores no. Ellos serán los primeros en caer, no los grandes supermercados por ejemplo, no las grandes multinacionales. Y finalmente no tendrán más opción que venderle a esos grandes tiburones sus pequeñas y medianas firmas.
Resultado, los controles de precios que nuestros 'conspirativos' economistas heterodoxos defienden, al final favorecen al gran capital.
Si quieren bajar la inflación, practiquen una política seria y a otra cosa mariposa.
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