Todo concluye al fin, nada puede escapar...
Eduardo Frei acaba de reconocer su derrota frente a Sebastián Piñera. Se cierran así 20 años de gobiernos concertacionistas desde la salida de Augusto Pinochet del gobierno que tomó por las armas.
Los portales de los diarios argentinos dicen que la derecha vuelve al poder tras 50 años. No se si en Chile están diciendo lo mismo. No importa. Lo cierto es que es una verdad a medias: la derecha vuelve al poder después de 20 años. Lo que ocurre después de medio siglo es que la derecha vuelve a ganar una presidencial. Para algunos es dramático habida cuenta que dentro de la Coalición para el Cambio se encuentra la UDI, que es el partido de la derecha al que podríamos considerar hijo de la dictadura pinochetista. Piñera tendrá cuatro años para mostrar si su gobierno es el de una derecha conservadora en lo social y moral y partidaria de un estado ausente en lo económico, o si es algo distinto como ha venido proclamando desde hace tiempo. Hay signos alentadores como por ejemplo el apoyo público que Patricio Navia hizo a Piñera hace escasos días, y signos preocupantes como la mismísima presencia de la UDI.
Sea como sea, no debe exagerarse el dramatismo: la alternancia es parte de la vida democrática y mientras la alternancia de hoy a la derecha no obture la alternancia de mañana no hay porque chillar. Es parte del juego democrático. Ojalá las alternancias de este lado de la cordillera fueran menos dramáticas, sin el tono de "a todo o nada" al que estamos acostumbrados.
Los portales de los diarios argentinos dicen que la derecha vuelve al poder tras 50 años. No se si en Chile están diciendo lo mismo. No importa. Lo cierto es que es una verdad a medias: la derecha vuelve al poder después de 20 años. Lo que ocurre después de medio siglo es que la derecha vuelve a ganar una presidencial. Para algunos es dramático habida cuenta que dentro de la Coalición para el Cambio se encuentra la UDI, que es el partido de la derecha al que podríamos considerar hijo de la dictadura pinochetista. Piñera tendrá cuatro años para mostrar si su gobierno es el de una derecha conservadora en lo social y moral y partidaria de un estado ausente en lo económico, o si es algo distinto como ha venido proclamando desde hace tiempo. Hay signos alentadores como por ejemplo el apoyo público que Patricio Navia hizo a Piñera hace escasos días, y signos preocupantes como la mismísima presencia de la UDI.
Sea como sea, no debe exagerarse el dramatismo: la alternancia es parte de la vida democrática y mientras la alternancia de hoy a la derecha no obture la alternancia de mañana no hay porque chillar. Es parte del juego democrático. Ojalá las alternancias de este lado de la cordillera fueran menos dramáticas, sin el tono de "a todo o nada" al que estamos acostumbrados.
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