Un mundo pequeño pequeño (de vuelta a las canchas)
Tras meses de ausencia el affaire Fondo del Bicentenario/BCRA/Canje de deuda se ofrece muy tentador como para no decir algo al respecto. Hoy nos enteramos que la Comisión de Valores de los Estados Unidos objeta parte de la información presentada por el gobierno y que es un requisito para poder registrar los nuevos bonos bajo la jurisdicción de Nueva York (práctica usual para emisiones internacionales de deuda). A la vez leemos un reportaj donde el ex presidente devenido "estadista" Eduardo Duhalde con mucha razón recrimina declaraciones de Aníbal Fernández menoscabando la independencia del Banco Central y fortaleciendo la posición de quienes requirieron el embargo de las reservas del Banco Central.
Años atrás, el ex presidente-ex senador-ex-gobernador-ex vicepresidente-ex-intendente de Lomas de Zamora y ex-bañero, volvió de una gira por Europa y declaró su asombro por lo globalizado que se encontraba el mundo. Semejantes declaraciones fueron objeto de mofa generalizada, pero como dato positivo podemos señalar que al menos Duhalde se percató de ello. No así buena parte de la clase política y en este caso algunos integrantes del gobierno.
Es una mala costumbre de este gobierno hacer declaraciones mediáticas como si su único público fuera el pueblo argentino. Esta práctica se remonta a los comienzos de la administración de Néstor Kirchner cuando era frecuente ver en letra de molde -como gusta decir nuestra presidentA- los trascendidos sobre los supuestos retos del entonces presidente a dignatarios o representantes de otros países o de organismos internacionales, trascendidos generados por los off the record de los voceros del gobierno, pero nunca debidamente confirmados al chequearlos con los voceros de las demás partes. En el caso que nos ocupa es increíble la torpeza con la que se han manejado Boudou, Aníbal Fernández y el vice-ministro Feletti, entre otros. Durante los últimos 10 días ellos se han dedicado a realizar declaraciones en los medios tendientes a menoscabar la independencia del Banco Central. El paroxismo fue la frase de Aníbal Fernández afirmando que las reservas las había acumulado el gobierno de Cristina Kirchner, prácticamente confirmando ante todo el mundo la posición contraria que deben sostener los abogados del Banco Central ante los tribunales: que éste último no es un "otro yo" del Tesoro.
El viceministro Feletti por ejemplo no se privó de señalar que las reservas serían usadas para financiar la expansión del gasto durante 2010, dejando entender que estamos ante un ingreso corriente más del Tesoro.
La función pública, más allá de las obvias condiciones de idoneidad y honestidad, demanda prudencia. No es por la "imagen en el exterior" que tanto desvela a cierta prensa snob y oportunista que quienes tienen altas responsabilidades deben preocuparse por lo que dicen. Sus declaraciones pueden acarrear severos costos para la Argentina. Los fondos buitres están constantemente atentos a cualquier cosa que pueda fortalecer su postura en un juzgado y la verborragia K no hace sino fortalecer sus argumentos. Tal vez sea hora de que el gobierno argentino y buena parte de sus integrantes se den cuenta, como Duhalde en 2002, cuán globalizado está el mundo y cuales son las implicancias de la globalización, que definitivamente van más allá de ser una muletilla cómoda que nunca debe faltar en cualquier discurso.
Años atrás, el ex presidente-ex senador-ex-gobernador-ex vicepresidente-ex-intendente de Lomas de Zamora y ex-bañero, volvió de una gira por Europa y declaró su asombro por lo globalizado que se encontraba el mundo. Semejantes declaraciones fueron objeto de mofa generalizada, pero como dato positivo podemos señalar que al menos Duhalde se percató de ello. No así buena parte de la clase política y en este caso algunos integrantes del gobierno.
Es una mala costumbre de este gobierno hacer declaraciones mediáticas como si su único público fuera el pueblo argentino. Esta práctica se remonta a los comienzos de la administración de Néstor Kirchner cuando era frecuente ver en letra de molde -como gusta decir nuestra presidentA- los trascendidos sobre los supuestos retos del entonces presidente a dignatarios o representantes de otros países o de organismos internacionales, trascendidos generados por los off the record de los voceros del gobierno, pero nunca debidamente confirmados al chequearlos con los voceros de las demás partes. En el caso que nos ocupa es increíble la torpeza con la que se han manejado Boudou, Aníbal Fernández y el vice-ministro Feletti, entre otros. Durante los últimos 10 días ellos se han dedicado a realizar declaraciones en los medios tendientes a menoscabar la independencia del Banco Central. El paroxismo fue la frase de Aníbal Fernández afirmando que las reservas las había acumulado el gobierno de Cristina Kirchner, prácticamente confirmando ante todo el mundo la posición contraria que deben sostener los abogados del Banco Central ante los tribunales: que éste último no es un "otro yo" del Tesoro.
El viceministro Feletti por ejemplo no se privó de señalar que las reservas serían usadas para financiar la expansión del gasto durante 2010, dejando entender que estamos ante un ingreso corriente más del Tesoro.
La función pública, más allá de las obvias condiciones de idoneidad y honestidad, demanda prudencia. No es por la "imagen en el exterior" que tanto desvela a cierta prensa snob y oportunista que quienes tienen altas responsabilidades deben preocuparse por lo que dicen. Sus declaraciones pueden acarrear severos costos para la Argentina. Los fondos buitres están constantemente atentos a cualquier cosa que pueda fortalecer su postura en un juzgado y la verborragia K no hace sino fortalecer sus argumentos. Tal vez sea hora de que el gobierno argentino y buena parte de sus integrantes se den cuenta, como Duhalde en 2002, cuán globalizado está el mundo y cuales son las implicancias de la globalización, que definitivamente van más allá de ser una muletilla cómoda que nunca debe faltar en cualquier discurso.
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