Rod Stewart y la batalla de la soja, o agudizando las contradicciones
En la década del 70 Rod Stewart obtuvo un gran hit con el tema "Da ya think I'm sexy", tema que aun se baila en fiestas y boliches. Un hecho poco recordado es que Rod Stewart enfrentó una acusación por plagio por esta canción. El demandante, un ignoto compositor a quien nadie (incluido Zabalita) recuerda, demandó a Stewart y como para complicarle la situación estableció que el producido del resarcimiento por el plagio sería destinado a Unicef complicandole la batalla legal a Rod Stewart.
A que viene todo esto? A la última movida de Cristina en la batalla de la soja. Como sabemos el lunes se dispuso que el aumento en la recaudación resultante del incremento de la alícuota de las retenciones sería destinado para fines redistributivos. De esta forma se buscó quedar bien ante la opinión pública, calmar a la propia tropa (gobernadores e intendentes) que sería responsable de la administración de estos fondos y quitarle argumentos al campo, que queda así en la incómoda postura de quitarle recursos a quienes menos tienen si logra dar marcha atrás con el polémico aumento de impuestos.
Sin embargo, la "inteligente" movida del gobierno sólo muestra como se agudizan las contradicciones (dentro del propio gobierno por cierto) a medida que las papas queman (y últimamente queman mucho). Veamos: la crítica máso obvia es ¿qué ocurrirá si por efecto de la movilidad el derecho de exportación a la soja se ubica por debajo del 35%? Este argumento está en todos los medios y no hay que tener más dos dedos de frente para pensar en ello. El gobierno argumenta que preven que por la evolución del precio internacional de la soja, la retención se mantendrá por encima del 35%. Es posible, pero no tenemos certeza de ello.
Una segunda crítica: el manotazo del gobierno sobre la rentabilidad sojera estuvo motivada por el creciente costo de los subsidios energéticos y en mi opinión, tuvo una mirada de mediano plazo: hacer caja para 2009 año en que habrá crecientes pagos de deuda y mayores necesidades de gasto por razones electorales. Ahora que el producido del impuestazo a los cereales se destinará a otros fines ¿cómo financiará el gobierno los subsidios en materia de transporte y energía? ¿Estará dispuesta Cristina a sincerar los precios en este campo? De otra manera surgen grandes interrogantes en materia fiscal. Sumémosle a ello, el costo de las compensaciones a los pequeños y medianos productores. Una medida que originalmente buscaba fortalecer la caja, termina debilitándola.
Finalmente, el gobierno ha ensayado un amplia gama de argumentos para defender el aumento en las retenciones: 1) Garantizar que no falten alimentos en la mesa de los argentinos; 2) Redistribuir la riqueza; 3) Prevenir el monocultivo de soja.
El primer argumento era fácilmente rebatible: las retenciones impiden que el incremento de los precios internacionales de bienes transables se traslade a los precios internos. Eso puede ser cierto para el trigo, la carne, el maíz, el petróleo, tal vez. Para la soja es dudoso. El consumo interno de soja es mínimo. El segundo argumento parecería ahora más creíble dado que luego de tres meses de conflicto el gobierno se acordó de clarificar en qué iba a gastar los recursos provenientes de este incremento. De cualquier manera, está por verse qué ocurre con el mentado plan de redistribución. Y a ello agrego que me parece difícil redistribuir la riqueza y disminuir la pobreza sin previamente poner en marcha una política consistente para luchar contra la inflación. Agregaría además que para redistribuir la riqueza hay mejores herramientas: nombro una, una reforma fiscal destinada a incrementar el peso del impuesto a las ganancias (incluyendo la renta financiera hoy exenta de todo gravamen) y a disminuir la alícuota del IVA.
Finalmente, el tercer argumento entra en contradicción con el segundo: si con las retenciones se busca desalentar el cultivo de soja ello implica que si la política es exitosa habrá una disminución en la producción sojera y por ende una menor recaudación por via de retenciones a la soja y como consecuencia menos recursos para financiar el plan de redistribución anunciado el lunes. Entonces ¿en qué quedamos?
A que viene todo esto? A la última movida de Cristina en la batalla de la soja. Como sabemos el lunes se dispuso que el aumento en la recaudación resultante del incremento de la alícuota de las retenciones sería destinado para fines redistributivos. De esta forma se buscó quedar bien ante la opinión pública, calmar a la propia tropa (gobernadores e intendentes) que sería responsable de la administración de estos fondos y quitarle argumentos al campo, que queda así en la incómoda postura de quitarle recursos a quienes menos tienen si logra dar marcha atrás con el polémico aumento de impuestos.
Sin embargo, la "inteligente" movida del gobierno sólo muestra como se agudizan las contradicciones (dentro del propio gobierno por cierto) a medida que las papas queman (y últimamente queman mucho). Veamos: la crítica máso obvia es ¿qué ocurrirá si por efecto de la movilidad el derecho de exportación a la soja se ubica por debajo del 35%? Este argumento está en todos los medios y no hay que tener más dos dedos de frente para pensar en ello. El gobierno argumenta que preven que por la evolución del precio internacional de la soja, la retención se mantendrá por encima del 35%. Es posible, pero no tenemos certeza de ello.
Una segunda crítica: el manotazo del gobierno sobre la rentabilidad sojera estuvo motivada por el creciente costo de los subsidios energéticos y en mi opinión, tuvo una mirada de mediano plazo: hacer caja para 2009 año en que habrá crecientes pagos de deuda y mayores necesidades de gasto por razones electorales. Ahora que el producido del impuestazo a los cereales se destinará a otros fines ¿cómo financiará el gobierno los subsidios en materia de transporte y energía? ¿Estará dispuesta Cristina a sincerar los precios en este campo? De otra manera surgen grandes interrogantes en materia fiscal. Sumémosle a ello, el costo de las compensaciones a los pequeños y medianos productores. Una medida que originalmente buscaba fortalecer la caja, termina debilitándola.
Finalmente, el gobierno ha ensayado un amplia gama de argumentos para defender el aumento en las retenciones: 1) Garantizar que no falten alimentos en la mesa de los argentinos; 2) Redistribuir la riqueza; 3) Prevenir el monocultivo de soja.
El primer argumento era fácilmente rebatible: las retenciones impiden que el incremento de los precios internacionales de bienes transables se traslade a los precios internos. Eso puede ser cierto para el trigo, la carne, el maíz, el petróleo, tal vez. Para la soja es dudoso. El consumo interno de soja es mínimo. El segundo argumento parecería ahora más creíble dado que luego de tres meses de conflicto el gobierno se acordó de clarificar en qué iba a gastar los recursos provenientes de este incremento. De cualquier manera, está por verse qué ocurre con el mentado plan de redistribución. Y a ello agrego que me parece difícil redistribuir la riqueza y disminuir la pobreza sin previamente poner en marcha una política consistente para luchar contra la inflación. Agregaría además que para redistribuir la riqueza hay mejores herramientas: nombro una, una reforma fiscal destinada a incrementar el peso del impuesto a las ganancias (incluyendo la renta financiera hoy exenta de todo gravamen) y a disminuir la alícuota del IVA.
Finalmente, el tercer argumento entra en contradicción con el segundo: si con las retenciones se busca desalentar el cultivo de soja ello implica que si la política es exitosa habrá una disminución en la producción sojera y por ende una menor recaudación por via de retenciones a la soja y como consecuencia menos recursos para financiar el plan de redistribución anunciado el lunes. Entonces ¿en qué quedamos?
6 Comments:
No se le ha ocurrido pensar que seria mucho mas facil modificar el criterio de que arriba del 33% de impuesto a las gananciasd es confiscatorio y establecer porcentajes ascendentes para las ganancias ascendentes? ( Tal como existen en la mayoria de los paises de avanzada del mundo occidental). El criterio para fijar dichos porcentajes y sumas pueden adoptarse tomando las experiencias de dichos paises.
A mí sí se me ocurrió. A los que no se les ocurrió es a los del gobierno parece.
Que el tercer y el segundo argumento del gobierno estén en contradicción no es nada inesperado, dada la naturaleza bipolar del mismo....
¿en que quedamos? en decir cualquier cosa total nadie se preocupa por pensar.
hablar sin consecuencias.
Esta de moda el latiguillo de gravar las rentas financieras. Se puede saber concretamente a cuales se refieren ? alguien se hizo asesorar por un tributarista antes de opinar sobre el particular ?
La compraventa de titulos publicos y acciones, y la renta de titulos y plazos fijo estan gravadas por el impuesto a las ganancias e IVA en cabeza de personas juridias.
Que es lo que estan queriendo gravar que no esta gravado aun y generaria tan jugosos ingresos para el fisco ?
Te hago una pregunta anónimo: pagás impuesto a las ganancias si digamos invertís 10.000 USD en opciones, sube la prima un 100% (algo muy factible en el negocio de las opciones) y obtenés una ganancia del 100%? Por experiencia te diría que pagás 0 de ganancias.
Conozco algo el paño. He invertido en diversos activos financieros (acciones, opciones, títulos públicos, derivados) y las veces que gané nadie me vino a pedir nada por lo que había ganado. Así que puede ser que la compra-venta esté sujeta a impuestos (yo agregaría comisiones) pero lo que es la ganancia, hasta donde se, no.
Obviamente si ganás mucho y eso incrementa en forma notoria tu patrimonio, probablemente pagues algo más de bienes personales, pero ganancias no.
Publicar un comentario
<< Home