Desventuras en la noche porteña capítulo I: Una noche en New York City
Con bombos y platillos reabrió New York City, la otrora afamada disco ubicada entre Colegiales y Villa Urquiza. Zabalita, recientemente retornado a las pistas, estuvo (dios sabrá por qué) allí. El panorama era absolutamente desolador. Mujeres bien entradas en los treinta medio mundo en mano buscando al hombre que ponga fin a su ya larga trayectoria en la soltería; una aire reminiscente a sex and the city; damas que están en lo que zabalita llama el repechaje o el ballotage (es decir, miembros honorarios del Club de las Divorciadas). Del lado masculino, abundantes cabezas calvas y canas, signo cruel del paso del tiempo. Conversaciones con aire a nostalgia de un tiempo que se ha ido y que no volverá; recurrentes "te acordás?". En fin, patético. Mientras la música, que no estaba tan mal por cierto, aturdía mis oidos, en mi mente repicaba el "basta me voy, rumbo a la puerta, al boliche en la esquina a tomar una ginebra, con gente despierta" del tema de Sumo, cosa que hice. Está claro que lo mejor que le puede deparar a uno una noche en New York city es terminar tomándose una birra, grappa o ginebra acompañada de una fugazzetta en "La Mezzeta" en la esquina de Álvarez Thomas y Elcano.
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