Reflexiones de viernes por la noche
Los viernes son propicios a reflexiones ajenas a la política. Sobre todo a la noche, cuando el vino calienta el garguero y hace fluir las ideas. A ello debo sumar lo que ya se ha vuelto un hábito casi obsesivo: escuchar 'Desolation Row' de Dylan. Tres acordes mayores, una instrumentación simple (una guitarra acústica, una guitarra eléctrica y la armónica, junto a la inconfundible voz de Dylan, en su mejor estado por cierto).
Sí, los viernes están buenos para esto justamente: olvidarse por un rato de la política, tomar un vinito o una grapa y escuchar música, mientras uno se prepara para ir de parranda (como es mi caso hoy) y otros llaman a la heladería para pedir el consabido kilo de helado y al videoclub para alquilar un dvd que si es bueno será una suerte de preludio (las noches de dvd y helado deben ser una de esas pocas ocasiones en que el plato fuerte viene después del postre) y si es malo será olímpicamente ignorado o cuando menos cumplirá la función de ser música e imagen de fondo.
Sí, los viernes tienen eso de querer dejar atrás toda la mierda de la semana. Unos, como yo, tomando vino, escuchando música y posteando boludeces, otros, seguro pasándola mejor...
Sí, los viernes están buenos para esto justamente: olvidarse por un rato de la política, tomar un vinito o una grapa y escuchar música, mientras uno se prepara para ir de parranda (como es mi caso hoy) y otros llaman a la heladería para pedir el consabido kilo de helado y al videoclub para alquilar un dvd que si es bueno será una suerte de preludio (las noches de dvd y helado deben ser una de esas pocas ocasiones en que el plato fuerte viene después del postre) y si es malo será olímpicamente ignorado o cuando menos cumplirá la función de ser música e imagen de fondo.
Sí, los viernes tienen eso de querer dejar atrás toda la mierda de la semana. Unos, como yo, tomando vino, escuchando música y posteando boludeces, otros, seguro pasándola mejor...
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