sábado, septiembre 29, 2007

La Amante de Bolzano

Suena Desolation Row, música que usualmente escucho cuando escribo los posteos más intimistas. Hoy no me acompaña el tradicional vaso de grappa (son las 9 menos 10 y no da honestamente arrancar con grappa tan temprano). Acabo de terminar de leer 'La amante de Bolzano' de Sandor Marai, escritor húngaro muerto en 1989 y que póstumamente está viviendo un boom entre nosotros a raiz de su reciente traducción al castellano. El suplemento anterior de ADN, la revista cultural de la 'platea de opinión' estuvo dedicado a él. Yo solo leí 'La amante de Bolzano' que un buen amigo me regaló para mi cumpleaños. Me tomé mi tiempo para leerlo (empecé hace bastante, pero su lectura se vio interrumpida por otras que ocuparon el espacio central de mi atención en el medio) y recién hoy di vuelta a la última página. El personaje central del libro es Giacomo Casanova y si bien yo no me parezco en nada a él, si debo reconocer que la escena final me hizo acordar a un episodio de mi vida relativamente reciente (aunque no tanto) y me hizo pensar si como decían los clásicos el arte imita a la naturaleza, o si -como sostuvo Wilde- es al revés. Me pregunto si mi contraparte en aquel episodio parecido al que narra Marai: 1) leyó 'La amante de Bolzano' y en base a eso planificó su accionar o si más bien 2) Marai se basó en su experiencia de vida y lo único que hizo fue reflejar algo que sería algo así como esencial al género humano, y más específicamente a las mujeres, y por ende, el accionar de mi contraparte fue espontáneo.

Sea como sea, no diría que 'La Amante de Bolzano' me apasionó y ocupa el top ten de mis preferencias, pero claramente es un libro interesante, notablemente escrito y con varios párrafos dignos de resaltar. Sobre todo creo que también es un recordatorio claro de que tipos como Casanova también podían salir heridos de sus relaciones con el otro sexo.
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