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El nefasto Guillermo Moreno ha decidido prohibir los termómetros alternativos a los que hubo necesidad de apelar para tenera alguna idea de la variación real en los precios luego del asesinato del INDEC. En Venezuela, frente a una medida similar que prohibió difundir el precio del dólar libre, para saber su valor hay que consultar una página web que reporta el precio de la lechuga verde...

En defensa de MVLL

Estuve hojeando el Perfil de hoy y veo varias muestras de rechazo a que Vargas Llosa abra la Feria del Libro. La crítica más habitual está ligada a las ideas políticas de Vargas Llosa a quien se acusa de "ser de derecha", de "tener ideas horribles", y de ser una empleado del mercado editorial. Aunque usé comillas, no son citas textuales aclaro. Creo que con estas tres categorías sintetizo bastante bien el rechazo que genera Vargas Llosa entre varios escritores locales (supongo que en el extranjero también habrá otros que no guarden simpatía alguna por MVLL por los mismos motivos). Comienzo por la cuestión de las ideas y la "derechitud" de MVLL. Por un lado me gustaría ver cuales son esas ideas y qué tan de derecha es MVLL. Es decir, que alguien explique si lo que se juzga es el apoyo de MVLL a políticas económicas liberales, porque si es así, estimados amigos para gustos colores. Ahora, me parece que no estamos frente a un escritor/intelectual que apoya una integración entre la Iglesia y el estado, sino más bien lo contrario. No estamos frente a alguien que apoya dictaduras, sino más bien lo opuesto. Sabida es las posición favorable de MVLL a la despenalización del consumo de drogas, a la despenalización del aborto y al matrimonio homosexual. Claramente no parece ser miembro de la derecha fascista, sino que más bien pasaría por un libertario. Y a diferencia del liberal promedio argentino (liberista como diría un fallecido amigo mío) no estamos ante alguien que antepone la libertad de mercado a la libertad política, que festeja la dictadura pinochetista porque implementó reformas económicas de mercado, sino lo opuesto.

Es decir, creo que algunos de esos a los que les da asquito la llegada de MVLL (como a Rafael Spregelburd) cabría preguntarles si conocen manifestaciones de apoyo de MVLL al holocausto, al genocidio armenio o algo por el estilo. Si MVLL cree en la superioridad de la raza aria o que para alcanzar el paraíso socialista es necesario masacrar a millones de personas como se hizo en el mundo soviético, si piensa que el individuo es sólamente un engranaje de la Historia al cual puede sacrificarse. No creo que sea el caso.

Es decir que en materia de ideas políticas estamos hablando de alguien que acepta y sostiene las reglas de juego de la democracia, y que discute en el marco de las mismas. La democracia como regimen político presupone entiendo que no hay dueños de la verdad, porque si los hubiera, no hay necesidad de deliberar ni de discutir y ni siquiera de elegir, sólo hay que entronizar a los dueños de la verdad. Afortunadamente no hay dueños de la verdad, y entonces dentro de la democracia, hay y siempre habrá distintas ideas, perspectivas en pugna. Y dentro de esas perspectivas estarán las de gente como MVLL, que como dije, no abogan ni por la supresión de la democracia ni la instalación de dictaduras.

Con respecto al tema de ser un lacayo de las editoriales supongo que si el que abriera la feria del libro fuera García Márquez, igual de lacayo que MVLL, no habría tanto revuelo dado que GABO apoya a Cuba, es amigo de Fidel Castro, y entonces no incomoda a la intelectualidad progresista. Al final del día estamos frente a una cuestión de lo que para cierta intelectualidad es ser políticamente correcto. Y entre nosotros, lo políticamente correcto es ser progresista o haciendo concesiones, no parecer de derecha (whatever that means y sabemos que hay bastante vaguedad en decir 'fulano es de derecha' ya que no nos indica si se trata de un a) integrista católico; b) un fascista que apoya la sustitución de la democracia por una dictadura con representación corporativa; c) una persona social y políticamente conservadora que apoya las reglas de juego de la democracia; d) una persona socialmente conservadora pero económicamente liberal y que apoya dictaduras; e) se me ocurren más variaciones del tema pero paro acá sobre la vaguedad implícita en decir sobre alguien "es de derecha"). Es más que entendible que entre nosotros nadie quiera 'ser de derecha' porque se asocia ello al apoyo la última dictadura militar.

Vuelvo al tema de la corrección política: no habría cacareo alguno si acá estuviera Gabo (independientemente de nuestra opinión sobre esta suerte Boca-River con MVLL acerca de quien es mejor escritor), dado que en la Argentina el encaja perfecto en el molde de la corrección política. Carlos Fuentes (igual de lacayo de las editoriales en la visión de Spregelburd) tampoco sería problemático, aunque supongo que no ahorraría críticas al gobierno actual. Si Sábato hiciera apariciones públicas menos problemas nos haríamos. Total, digiendo la CONADEP y escribiendo el prólogo del Nunca Más borró de un plumazo su apoyo a la Dictadura Militar y a la guerra de Malvinas (para precisiones ver el libro de Palermo y Novaro sobre la Dictadura). Al final del día, todo se resume en una cuestión de inquina y de falta de tolerancia frente al que piensa distinto, una clara señal de cuán inmadura es esta sociedad en materia de democracia, y cuán berretas son buena parte de sus intelectuales.

Aclaratoria y transcripción

MVLL renunció a la Comisión Encargada del Lugar de la Memoria encargada de un monumento que conmemorara a las víctimas de Sendero, y la causa fue efectivamente el rechazo a una disfrazada amnistía a fujimoristas asesinos. Transcribo la carta de renuncia de MVLL que creo lo define de cuerpo entero como el caballero que es y que entiendo no tiene desperdicio.

París, 13 de setiembre de 2010

Excmo. Señor Dr. Alan García Pérez

Presidente del Perú

Lima

Señor Presidente:

Por la presente le hago llegar mi renuncia irrevocable a la Comisión Encargada del Lugar de la Memoria cuya Presidencia tuvo usted a bien confiarme y que acepté convencido de que su gobierno estaba decidido a continuar el perfeccionamiento de la democracia peruana tan dañada por los crímenes y robos de la dictadura de Fujimori y Montesinos.

La razón de mi renuncia es el reciente Decreto Legislativo 1097 que, a todas luces, constituye una amnistía apenas disfrazada para beneficiar a buen número de personas vinculadas a la dictadura y condenadas o procesadas por crímenes contra los derechos humanos -asesinatos, torturas y desapariciones-, entre ellos al propio exdictador y su brazo derecho. La medida ha indignado a todos los sectores democráticos del país y a la opinión pública internacional, como lo muestran los pronunciamientos del Relator de la ONU, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Conferencia Episcopal, la Defensoría del Pueblo y representantes de numerosas organizaciones sociales y políticas, entre ellos algunos congresistas apristas. Coincido plenamente con estas protestas.

Hay, a mi juicio, una incompatibilidad esencial entre, por una parte, auspiciar la erección de un monumento en homenaje a las víctimas de la violencia que desencadenó el terrorismo de Sendero Luminoso a partir de 1980 y, de otra, abrir mediante una triquiñuela jurídica la puerta falsa de las cárceles a quienes, en el marco de esa funesta rebelión de fanáticos, cometieron también delitos horrendos y contribuyeron a sembrar de odio, sangre y sufrimiento a la sociedad peruana.

Ignoro qué presiones de los sectores militares que medraron con la dictadura y no se resignan a la democracia, o qué consideraciones de menuda política electoral lo han llevado a usted a amparar una iniciativa que sólo va a traer desprestigio a su gobierno y dar razón a quienes lo acusan de haber pactado en secreto una colaboración estrecha con los mismos fujimoristas que lo exiliaron y persiguieron durante ocho años. En todo caso, lo ocurrido es una verdadera desgracia que va a resucitar la división y el encono político en el país, precisamente en un periodo excepcionalmente benéfico para el desarrollo y durante un proceso electoral que debería servir más bien para reforzar nuestra legalidad y nuestras costumbres democráticas.

Pese a haber sido reñidos adversarios políticos en el pasado, en las últimas elecciones voté por usted y exhorté a los peruanos a hacer lo mismo para evitar al Perú una deriva extremista que nos hubiera empobrecido y desquiciado. Y he celebrado públicamente, en el Perú y en el extranjero, su saludable rectificación ideológica, en política económica sobre todo, que tan buenas consecuencias ha tenido para el progreso y la imagen del Perú en estos últimos años. Ojalá tenga usted el mismo valor para rectificar una vez más, abolir este innoble decreto y buscar aliados entre los peruanos dignos y democráticos que lo llevaron al poder con sus votos en vez de buscarlos entre los herederos de un régimen autoritario que sumió al Perú en el oprobio de la corrupción y el crimen y siguen conspirando para resucitar semejante abyección.

Fin del letargo

Después de un prolongado letargo he decidido salir del ostracismo autoimpuesto y comentar un hecho que creo profundamente indignante pero a la vez revelador de la estupidez en la que vive sumida este país. Un par de chupamedias que se autodenominan intelectuales pidieron en una carta que Mario Vargas Llosa no abra la Feria del Libro basándose en el hecho de que es de derecha, de que critica al gobierno, etc. Difícil esperar algo distinto del coro de pigmeos intelectuales chupamedias nacionales populares de los firmantes. Una muestra más de la estúpidez argentina que tanto daño nos hace. Esos mismos tipos que se meten con Vargas Llosa defienden a la última dictadura de este continente a diferencia de Vargas Llosa, quien pese a sus obvias simpatías por la política económica de la sangrienta dictadura chilena, jamás tuvo el atrevimiento de defenderla sobre esa base (como si hizo por ejemplo Hayek) sino que más bien fue crítico acérrimo bajo el entendimiento de que las dictaduras, sean del signo que sean, son sencillamente perversas en su esencia. En cambio para la mayoría del miope pseudo progresismo argentino, si la dictadura se opone a Estados Unidos y aplica políticas que ellos juzgan adecuadas, es buena y entonces debe defendersela, y el que la ataca "es funcional a la derecha", como tantas veces he oido en estos últimos años. A diferencia de los cobardes de Cortazar y García Márquez (dos genios de la literatura sin par) que siempre se abstuvieron de condenar las violaciones a los DDHH en Cuba (que también se abstuvo de votar condenas contra la Argentina en Naciones Unidas por este tema en los años jodidos), Vargas Llosa rompió con el régimen gerontológico de los Castro Bros. allá por fines de los 60 comienzos de los 70 tras el sonado caso Padilla.

Enhorabuena que el último y merecido premio Nóbel de literatura venga a la Argentina y haga el discurso de apertura de la Feria del Libro, mal que les pese a los chupamedias del gobierno. A diferencia de ellos, Vargas Llosa no está atado a dictaduras y tuvo un bravo gesto el año pasado cuando renunció a una Comisión de la Memoria que investigaba los crímenes del fujimorismo, cuando el presidente Alan García coqueteó con la idea de un indulto. Quienes firmaron esa carta no están ni moral ni literariamente a la altura de Vargas Llosa.